Proteger los tejidos de los dedos es la principal función de las uñas, estructuras formadas por capas de una proteína llamada queratina. Muchas veces estas láminas comienzan a separarse y romperse, lo que puede ocurrir por diversos motivos.
La doctora Verónica Catalán, dermatóloga de Clínica Alemana, explica que la fragilidad ungueal -conocida como uñas quebradizas- es un problema que afecta hasta el 20% de la población, mayoritariamente a mujeres.
“Consiste una alteración en la formación de la queratina de la uña a nivel de su matriz, lo que produce falta de adhesión entre las capas, fenómeno llamado onicosquisis”, afirma.
Las causas más habituales son la exposición a químicos de uso cosmético -como solventes, especialmente quitaesmaltes-, el lavado frecuente de manos o microtraumas, pero también pueden tener un origen sistémico.
Respecto a esto último, la dermatóloga precisa que tienen más tendencia a presentar este problema las personas con hipertiroidismo o hipotiroidismo y aquellas con otras alteraciones que producen déficit de proteínas, vitaminas (como la biotina) o minerales (como el zinc). Esto puede deberse a una baja ingesta de estos nutrientes -por ejemplo, en pacientes con anorexia o bulimia- o a una mala absorción de ellos, situación que afecta a los adultos mayores.
Asimismo, la fragilidad ungueal puede ser manifestación de enfermedades de las mismas uñas.
Evitar el lavado excesivo de manos.
Tener una alimentación balanceada.
No efectuar un recambio frecuente de esmalte.
Evitar la manicure permanente.
En caso de que el problema persista, consultar al dermatólogo.