Implante de estimuladores cerebrales:
Con 39 años de edad, Francisco Cayulef lleva más de una década enfrentando los efectos de la Enfermedad de Parkinson, condición que lo ha convertido en un caso representativo en cuanto al impacto que puede tener esa patología en personas jóvenes.
De hecho, cuando él comenzó a evidenciar los primeros síntomas como temblores de su mano izquierda, lo atribuyó inmediatamente a factores como el estrés y nunca imaginó cuál era la causa real. “Yo pensaba que el Parkinson era una enfermedad de adultos mayores. Pero cuando a los 28 años ya no podía escribir en el teclado, tenía dificultades para caminar y repentinamente perdía movilidad, admití cuál era mi realidad”, señala Cayulef sobre el inicio de esta enfermedad que tuvo efectos cada vez más negativos en su vida. Reconoce que el peor momento ocurrió cuando sus esfuerzos por disimular sus movimientos descontrolados, lo llevaron a aislarse de sus seres queridos.
Ese era su estado cuando un grupo de especialistas de Clínica Alemana –los doctores Carolina Kunstmann, Pedro Chaná y Felipe Valdivia– lo conocieron en la fundación donde se trataba. “Fuimos viendo cómo su calidad de vida se deterioraba año a año y decidimos ver alternativas que nos permitiesen ofrecerle una solución pese a las limitaciones económicas. Gracias al esfuerzo de la Clínica y de los profesionales que actuamos en el equipo, eso se logró”, señala la Dra. Kunstmann.
Durante 2014 este equipo de doctores, en conjunto con otros profesionales, sometieron a Francisco a una intervención quirúrgica cerebral de alta tecnología: el implante de electrodos para iniciar el tratamiento de estimulación cerebral profunda. Un acto quirúrgico, realizado en Clínica Alemana, que se desarrolla con el paciente despierto para que, a través de sus respuestas a las indicaciones de los médicos, éstos vayan monitoreando el efecto de la estimulación eléctrica cerebral en el pabellón. Para finalizar, se realiza la conexión del dispositivo intracraneal a una batería similar a un marcapasos que se instala bajo la piel.
La operación resultó exitosa y pasó a formar parte de la vasta trayectoria de los especialistas de Clínica Alemana que se inició en el año 2001, cuando realizaron el primer implante de electrodos cerebrales profundo. “Dado que fuimos los primeros, contamos con la ventaja de tener mucha experiencia que hemos ido perfeccionando a medida que avanza la tecnología, junto a un equipo multidisciplinario integrado por neurólogos especialistas, psiquiatras, neuropsicólogos y equipos quirúrgicos especializados”, destaca la Dra.
Kunstmann.
A la fecha, Clínica Alemana ha realizado esta intervención en aproximadamente 40 pacientes. La especialista califica el caso de Francisco Cayulef como “muy impactante, porque evidencia los efectos de esta enfermedad degenerativa en una persona joven y, a la vez, es un ejemplo de que cuando los equipos de salud trabajan coordinados logran mejorar notablemente la calidad de vida”. A tres años de realizada la operación, la Dra. Kunstmann sigue controlando periódicamente al paciente y ha sido testigo de su recuperación posibilitada por el dispositivo y el tratamiento farmacológico.
“Pensaba que iba a ser dependiente hasta el día que dejara de existir y que nunca podría ser autovalente. Pero la cirugía me cambió la vida en un 100% y estoy contento de que me hayan elegido. A la vez, me siento responsable de tratar de ayudar a que los pacientes con Parkinson vean que existe una solución”, sostiene Cayulef.
Radicado en Melipilla, Francisco retomó sus actividades laborales en una imprenta familiar e inició un emprendimiento en el área de publicidad. Eso sí, precisa, ya no trabaja los sábados para pasar más tiempo con su familia: “Tengo a mi hija Aneley y mi señora Valeria que requieren mi atención, más en este momento en que ella está embarazada de tres meses y estamos esperando nuestro segundo niño o niña. Cuando hay un hijo, cambia toda la vida”.