En la mayoría de esos pacientes, si los altos niveles de creatinina se detectan a tiempo pueden volver a rangos normales en un par de semanas tras la suspensión del medicamento. Sin embargo, de todas maneras es necesario mantener una vigilancia permanente a través de exámenes. “Tal vez la creatinina baje y vuelva a su estado basal, pero eso no implica necesariamente que este indicador llegue al óptimo”, advierte el especialista.
Cuando persiste el funcionamiento anormal de estos órganos, se acumulan desechos que no pueden ser eliminados, la presión arterial sube, se afecta la producción de glóbulos rojos (anemia) y aumenta la retención de líquido, cuadro que se denomina insuficiencia renal crónica. En este escenario, las opciones de tratamiento son la diálisis o el trasplante.
La enfermedad renal generalmente progresa en silencio durante años, por lo cual sus síntomas son tardíos.Entre los principales figuran:
Los antiinflamatorios son un grupo de medicamentos de uso muy frecuente, disponibles casi siempre en el botiquín familiar y cuyo acceso está facilitado por su venta sin receta. Por sus propiedades analgésicas, alivian el dolor en una amplia gama de situaciones cotidianas: lesiones musculares y articulares producidas por el deporte, infecciones de garganta y dentales, así como cefalea, cólicos y dolores menstruales. También se usa –de manera generalmente supervisada- contra los síntomas de las enfermedades reumatológicas, las cuales tienen una alta prevalencia en nuestro país.
Un conjunto amplio y diverso de estos medicamentos integran el grupo de antiinflamatorios no esteroidales (AINEs), que se caracteriza por producir tres efectos básicos: frenan los procesos inflamatorios, bajan la fiebre y reducen el dolor. Entre ellos, destacan el ibuprofeno, el diclofenaco, el ketoprofeno y el ketorolaco.
No obstante el intenso uso de estos fármacos por parte de la población, los especialistas recomiendan que se administren con cuidado y prudencia. “En general, los antiinflamatorios se deben recetar y usar en un plazo máximo de siete días. Si el paciente continúa con el dolor o inflamación, hay que reevaluar su condición de salud”, enfatiza el doctor Juan Carlos Flores, jefe de la Unidad de Nefrología de Clínica Alemana.
El especialista advierte que una de las consecuencias más importantes que puede tener la ingesta continua y frecuente de antiinflamatorios sin consulta médica, es su potencial impacto en el funcionamiento de los riñones al afectar su adecuada irrigación sanguínea. La principal señal de alerta es la evolución de la creatinina, un marcador de la función de estos órganos. Cuando la presencia de esta sustancia -que es el resultado final del metabolismo normal de los músculos- excede los niveles normales en la sangre, es un claro indicio de trastornos en los glomérulos del riñón, escenario en el cual se debe pesquisar la presencia de un consumo excesivo de antiinflamatorios. “Su consumo por tiempo prolongado sin supervisión médica es perjudicial para la salud, debido a que puede disminuir la función renal”, indica el nefrólogo.
Las personas más expuestas a este daño son aquellas que sufren algún grado de falla renal asociada al desarrollo de enfermedades como diabetes, hipertensión y obesidad, o bien los mayores de 60 años. En estos casos, el organismo busca autorregularse con mecanismos de compensación cuya efectividad se ve disminuida por el consumo de antiinflamatorios sin supervisión. Asimismo, el especialista subraya que en los últimos años 'se han visto muchos casos de alergia a estos medicamentos, que se manifiestan con una disminución rápida y súbita de la función renal. Esto se debea una inflamación aguda de los riñones, y se ven en personas muy jóvenes”.
En la mayoría de esos pacientes, si los altos niveles de creatinina se detectan a tiempo pueden volver a rangos normales en un par de semanas tras la suspensión del medicamento. Sin embargo, de todas maneras es necesario mantener una vigilancia permanente a través de exámenes. “Tal vez la creatinina baje y vuelva a su estado basal, pero eso no implica necesariamente que este indicador llegue al óptimo”, advierte el especialista.
Cuando persiste el funcionamiento anormal de estos órganos, se acumulan desechos que no pueden ser eliminados, la presión arterial sube, se afecta la producción de glóbulos rojos (anemia) y aumenta la retención de líquido, cuadro que se denomina insuficiencia renal crónica. En este escenario, las opciones de tratamiento son la diálisis o el trasplante.
La enfermedad renal generalmente progresa en silencio durante años, por lo cual sus síntomas son tardíos.Entre los principales figuran: