La psicóloga de Clínica Alemana, Solange Anuch, explica que un buen descanso es fundamental porque es en el sueño nocturno donde se repara el sistema nervioso. A su vez, comenta que “dormir tiene múltiples funciones entre ellas, la de restauración, la adaptativa y la de preservación, que incluyen biosíntesis de moléculas como proteínas, regulación de metabolitos, selección de conexiones neuronales, generación de nuevas neuronas y mantención del sistema inmune”. Todo esto, indica la especialista, permite procesar la información adquirida en el día junto con modular las conductas y acciones.
La falta de sueño se asocia a problemas de memoria, atención, registro, e incapacidad cognitiva de procesar la información a una velocidad razonable. Además, sostiene la psicóloga, esta situación podría generar otros síntomas físicos como ansiedad o alteraciones del apetito, actitudes que los padres deberían notar y preguntarse qué está pasando.
De acuerdo a cifras 2018 de la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño (Sochimes) menos del 30% de los chilenos tiene un horario fijo para acostarse. Además se estima que el 80% de las personas no duerme las siete o nueve horas promedio recomendadas por los especialistas.
En ese ámbito, si esta muestra se centra en los estudiantes universitarios, un tercio de ellos presenta sobrepeso y obesidad, la mayoría se acuesta después de las doce de la noche y el 71% sufre algún grado de insomnio. Cifras preocupantes para la especialista porque también se puede detectar una relación directa entre trastornos del sueño y enfermedades cardiovasculares, diabetes y somnolencia diurna excesiva.
Los trastornos del sueño alteran la cantidad y/o calidad de descanso al momento de dormir. Pueden aparecer por distintos factores y afectar negativamente la vida en los ámbitos laboral, académico, familiar y social.
El pediatra experto en adolescentes de Clínica Alemana, doctor Alberto Trautmann, explica que la falta de sueño produce alteraciones de todo el metabolismo, no sólo afecta la capacidad cognitiva y la memoria, también genera ansiedad, depresión, irritabilidad, “además habitualmente las personas que duermen poco tienen problemas de sobrepeso, obesidad y más riesgo de enfermedades cardiovasculares”. A su juicio, antes de entrar a la universidad los jóvenes tienen que tener hábitos saludables y no sólo relacionados con el comer mejor, sino con irse más temprano a la cama.
“Estamos viendo una epidemia de falta de sueño que se agudiza en la universidad. El problema es que los adultos tampoco dan el ejemplo”, enfatiza.
En el sueño influyen cuatro dimensiones: tiempo circadiano (hora del día en que se realiza), factores intrínsecos del organismo (edad, sueño, patrones de sueño), conductas facilitadoras e inhibidoras realizadas por el sujeto y el ambiente en que duerme. La higiene del sueño incide sobre estas dos últimas, y en los estudiantes se ve negativamente afectada por el consumo de sustancias estimulantes como el Mentix.
Para Solange Anuch, estos medicamentos deben ser recetados por un médico dado sus efectos secundarios. “Algunos de ellos provocan dependencia, además, las respuestas son individuales a cada droga o fármaco. Se está generando un patrón de comportamiento artificial y, también, estar creando otras enfermedades relacionadas a trastornos del sistema nervioso”.