Las alergias son una reacción anormal y exagerada del sistema inmune a sustancias que habitualmente son inocuas, los llamados alérgenos. Dependiendo de la vía por la que éstos ingresan al organismo, pueden producirse diferentes manifestaciones a nivel respiratorio: rinoconjuntivitis y/o asma; gastrointestinal: vómitos, diarrea y/o dolor abdominal; y a nivel cutáneo dermatitis. También pueden ocasionar cuadros generalizados que comprometen a varios sistemas a la vez (piel, cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal) denominadas anafilaxias.
Los niños riníticos alérgicos tienen sus vías respiratorias superiores permanentemente inflamadas, esto los hace susceptibles a mayores complicaciones ante cualquier infección viral. Por lo mismo tienden a hacer cuadros que se sobreinfectan y terminan en otitis y/o rinosinusitis. Más importante aún, tienen un mayor riesgo de desarrollar asma bronquial en el futuro.
Las terapias usualmente disponibles (antihistamínicos, antileucotrienos y corticoides intranasales) están enfocados en controlar esta inflamación alérgica y son puramente sintomáticos. Al suspenderlos, los síntomas recurren. La inmunoterapia es el único tratamiento modificador de la enfermedad alérgica, que puede reprogramar la respuesta inmune haciendo al individuo tolerante al alérgeno.
Consiste en la administración, vía subcutánea o sublingual de dosis crecientes de la sustancia responsable de los síntomas, hasta alcanzar una dosis de mantención con la que se tratará entre tres a cinco años. Además, induce cambios persistentes en la respuesta inmune resultando en un efecto clínico a largo plazo, incluso una vez descontinuada.