En redes sociales existe una especie de culto al vapor, costumbre alternativa al tabaquismo cuyos efectos son perjudiciales para la salud.
Un reciente estudio de Senda sobre el Consumo de Drogas y Alcohol (2018), constató que uno de cada tres adolescentes chilenos de 13 a 17 años había probado la marihuana. Mecanismos nuevos para fumarla, hacen tomar atención al alza en el consumo de los e-cigarrillos en ese grupo etario.
El "vaping" se ha expandido entre los jóvenes. Tanto así, que en redes sociales existe una especie de culto al vapor, una costumbre que nació como alternativa al tabaquismo. Sin embargo, como ocurre con la nicotina, estos dispositivos permiten fumar cannabis en forma de vapor, sin producir humo ni olor. Los usuarios sustituyen los cartuchos tradicionales por otros que contienen aceite de marihuana, especialmente THC - componente psicoactivo de la planta-, fumándola en espacios públicos y sin llamar la atención.
Los efectos del vaping en marihuana están en estudio, pero lo que sí se sabe es que usar vaporizadores perjudica la salud debido a la inhalación de otros componentes químicos presentes en los líquidos para e-cigarros como plomo, níquel, cromo y formaldehído.
En el caso del cannabis, la neuropediatra de Clínica Alemana, doctora Viviana Venegas, señala que “con el vaping se dificulta el control de la cantidad de THC que se inhala, de ahí que el riesgo de sobreuso es alto, particularmente para los adolescentes que están experimentando”. Así lo confirman antecedentes publicados en revistas clínicas internacionales porque esta modalidad ofrece mayores cantidades de tetrahidrocannabinol (THC), incrementándose la probabilidad de reacciones adversas.
En ese ámbito un 66,5% de los entrevistados en el Décimo Segundo Estudio Nacional de Drogas en la Población General del 2016, indicó conocer los vaporizadores, observándose las mayores declaraciones de uso entre los 12 y 25 años.
Para el doctor Juan Pablo Undurraga, psiquiatra de Clínica Alemana, “el consumo de cannabis, está asociado a un riesgo más alto de tener enfermedades del ánimo como trastorno bipolar y psicosis. Esto es, a dosis más altas mayor probabilidad, y lo mismo pasa con el factor edad; mientras antes se empiece es peor”.
A nivel clínico la exposición a la marihuana modifica un cerebro que por encontrarse en desarrollo es mucho más vulnerable, es decir, con exposiciones más breves a la sustancia se puede desarrollar una adicción. De ahí la importancia de generar espacios de conversación con los adolescentes y ganar habilidades parentales para crear un ambiente protector.
La mitad de los estudiantes de educación superior declaró haber consumido drogas en el último informe de Senda. De hecho éste indicó que el tramo en que más se hace es entre los 23 y 24 años además de que solamente el 28% de los encuestados considera que estas conductas son riesgosas.
Normal, cotidiano y de fácil acceso son las palabras con que los jóvenes universitarios definen el consumo de marihuana. Por esta razón es que las drogas sintéticas están adquiriendo protagonismo. La psiquiatra infanto juvenil de Clínica Alemana, Ana Marina Briceño, las define como muy adictivas y cuyos riesgos de uso son más altos en comparación con otras. Y agrega “un episodio consumo puede llevar a una intoxicación grave e incluso la muerte”.
Departamento de Neurología y Psiquiatría de Clínica Alemana.