Verónica Ardiles:
“Ese día me bajé del auto para abrir manualmente el portón de la casa donde estoy viviendo —es de una amiga y se la estoy cuidando mientras está de viaje en Estados Unidos— ya que la apertura eléctrica se había trabado. Caí de espalda y sólo sentí que el portón (450 kg) me aplastaba el pecho, abdomen y piernas. Inmediatamente dejé de sentir desde el mentón hasta el ombligo, pero sí podía mover mis manos y pies”, recuerda la periodista de 43 años y mamá de una niñita de dos.
Aturdida, asustada y con dificultad para respirar, la profesional escuchaba a lo lejos que desde dentro de su casa gritaban por ayuda. Sin perder la conciencia, atinó a mantenerse inmóvil hasta que llegaron varios vecinos y, entre ocho personas, levantaron el portón.
“Sentía un fuerte dolor general, despacio metí la mano al bolsillo de mi chaqueta y llamé a Urgencia de Clínica Alemana. Después, alguien me quitó el celular y dio los datos de rigor. Al escuchar lo que relataba, me di cuenta que por milímetros no me había golpeado en seco la frente”, describe Verónica.
Al poco rato, llegó la ambulancia y entonces cerró por primera vez los ojos y se sintió más tranquila: “pensaba en mi hija, pero al ver al equipo de rescate tan profesional y concentrado me calmé”. Ya en ruta, recuerda que la ambulancia iba muy despacio y los paramédicos le explicaron que era por la inmovilización, para evitar complicaciones.
Cuando llegaron a la clínica, un equipo interdisciplinario confirmó una subluxación (desplazamiento parcial de una articulación) entre las 4ta y 5ta vértebras cervicales. El doctor Juan José Zamorano, traumatólogo de columna de Clínica Alemana, comenta que “de haber presentado una luxación a ese nivel, lo más probable es que hubiese tenido un daño neurológico importante por compresión a nivel de la médula espinal”. Además, el accidente le provocó una fractura de la escápula derecha, lo que indicaba que el trauma a nivel torácico también era de gravedad.
El doctor Zamorano explica que “la inmovilización inicial es muy importante en lesiones cervicales para evitar movimientos y/o desplazamientos entre las vértebras que puedan provocar o agravar la lesión neurológica. En el caso de esta paciente era fundamental para evitar una posible tetraplejia”
En casos como este, la comunicación interequipos es esencial, comenta el médico, porque así se puede coordinar oportunamente el flujo de atención de pacientes que, como en este caso, requieren estudios complejos y manejo quirúrgico.
La operación se realizó unos días después para fijar la cuarta y quinta vértebra cervical y una vez que se aseguró la presencia de neurofisiólogos en el pabellón. Ellos “realizaron un neuromonitoreo intraoperatorio, con el fin de garantizar que la paciente mantuviera todas sus funciones indemnes”, comenta el doctor Zamorano.
La intervención terminó bien y se le colocó un collar ortopédico especial para hacer más eficiente su recuperación. Este camino incluyó kinesiólogo y acompañamiento de fisiatra y psicólogo.
La periodista fue dada de alta tres días post operación y volvió a trabajar a los cuatro meses del accidente. “Gracias al trabajo coordinado de los distintos equipos, la lesión cervical pudo ser manejada de forma expedita”, concluye el traumatólogo. Por su parte, Verónica reflexiona: “debemos ser conscientes y agradecer las oportunidades que tenemos, el día del accidente me salvé de morir aplastada y volví a nacer”.
Rescate Alemana: 2 2910 9911