Tras su entrenamiento semanal de remo en la laguna Caren, Paula Farías recuerda que hace cinco años se realizó sus exámenes de rutina, pero esa vez la mamografía mostró algo anormal. Una biopsia confirmó que tenía cáncer de mamas invasor.
La probabilidad de una mujer promedio de desarrollar un cáncer de mama es un 12% a lo largo de su vida. En Chile son aproximadamente 5 mil pacientes cada año y lamentablemente “es el cáncer que más pacientes femeninos mata en nuestro país”, advierte el jefe del Centro de la Mama de Clínica Alemana, doctor Fernando Cádiz. Sin embargo, con una detección precoz, para la cual la mamografía anual después de los 40 años es clave, el pronóstico mejora.
Paula asegura que sentía mucho miedo, pero logró enfrentar su enfermedad gracias al apoyo y la contención del equipo multidisciplinario del Centro de la Mama. “La Clínica Alemana se convirtió en mi segunda casa y afortunadamente el tratamiento se inició de inmediato, con buenos resultados”. Partió con una cirugía que extirpó su tumor, para luego iniciar la quimioterapia y después la radioterapia. Un proceso difícil, en el que cada miembro del equipo: médicos, psicólogos, kinesiólogos, nutricionistas y enfermeras cumplió un valioso rol en su proceso de recuperación.
El linfedema
Paula estaba por retomar sus actividades habituales cuando la invitaron a remar a la laguna Caren. Nunca había practicado este deporte, pero el equipo médico había sido enfático en recomendar “actividad física regular y una alimentación saludable, pues son factores que ayudan a disminuir las probabilidades de recaídas”, explica el mastólogo de Clínica Alemana, doctor Cádiz. Con el tiempo, el remo evidenciaría beneficios más allá de lo clínico.
El doctor Cádiz explica que, en una proporción importante de pacientes con cáncer mamario la cirugía obliga a la extracción de ganglios en las axilas. Dependiendo de la extensión de la cirugía en esta zona, “entre un 5 y un 18 por ciento de las ellas sufre de linfedema, es decir, hinchazón del brazo por retención de líquido linfático. Esta es una secuela posquirúrgica que no solo provoca aumento de volumen en la extremidad, sino también, molestias potencialmente permanentes y limitación en la movilidad”.
El ejercicio que se hace al remar provoca una especie de drenaje linfático en el brazo, lo que ayuda a contrarrestar el impacto negativo en la calidad de vida de las pacientes con linfedema.
Con eso en mente, cada domingo Paula y un grupo creciente de mujeres que han sobrevivido al cáncer de mamas, surcan la laguna Caren a bordo de un “bote dragón”, rojo como el animal mitológico chino, en el que 12 tripulantes reman al son de un tambor: “Esta actividad, y el compañerismo que ha surgido entre las ´Remadoras Rosas equipo Fortale-Senos Chile´ nos ha permitido sanar y seguir adelante”, concluye Paula.
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