La salud bucal se relaciona con una nutrición adecuada, hábitos de higiene oral y controles periódicos con el odontólogo a fin de evitar las caries e identificar malos hábitos que podrían influir en futuras anomalías dentomaxilares en los niños. En Chile, sin embargo, la salud bucal no es prioridad: según la última Encuesta Nacional de Salud realizada por el Ministerio de Salud (Minsal) el 62% de los niños chilenos mayores de 12 años tiene caries.
Durante los primeros 6 meses, por lo general, el niño no tiene dientes, por lo que los responsables de sus cuidados orales son sus padres. Para ello, la odontopediatra de Clínica Alemana, Ximena Muñoz, entregó consejos que ayudan a enfrentar las distintas etapas como la dentición, la caída de los dientes de leche y la primera visita al dentista.
Tal es el caso de los menores que estén consumiendo leche de fórmula, a quienes se puede recomendar la limpieza de las encías y lengua después de los tres primeros meses de vida. Así, la salud bucal del lactante puede realizarse con una gasa humedecida en agua una vez por día en la noche.
Si se está alimentado con lactancia materna exclusiva no está indicada la limpieza de los rebordes mucosos y lengua. “La leche materna posee inmunoglobulinas que protegen al bebé contra infecciones orales en la fase post natal”, indica Ximena Muñoz, odontopediatra Clínica Alemana.
Cuando aparecen los primeros dientes, los menores manifiestan algunos signos y síntomas como irritabilidad, leve aumento de volumen y enrojecimiento de la zona de erupción, picazón y aumento de la salivación. Sin embargo, la especialista indicó que la fiebre no está asociada al proceso de erupción dentaria.
Para aliviar las molestias se indican medidas locales como masajear encías con mordedores de silicona fríos, por ejemplo. “No se recomienda el uso de geles anestésicos locales en infantes por el riesgo de que lo trague y efectos secundarios graves, como puede ser la metahemoglobinemia, que afecta la capacidad de la sangre de llevar oxígeno a los tejidos. De hecho, su venta fue prohibida en farmacias por este riesgo”.
El cepillado debe iniciarse apenas aparezca el primer diente en boca, esta limpieza es realizada por los cuidadores, ojalá dos veces al día con un cepillo pequeño tipo dedal o con mango de cerda suave y movimientos redondeados. Se puede partir a los seis meses con el uso de pasta con flúor de 1000-1100 ppm en una dosis aproximada de medio grano de arroz crudo.
Hasta los siete y ocho años esta debe ser una actividad compartida con los padres ya que es a esa edad donde los niños adquieren una motricidad fina que les permite aplicar una técnica de cepillado que remueva eficientemente la placa bacteriana.
Las patologías orales más comunes que podrían observarse en un niño pequeño son: lesiones de caries de infancia temprana y problemas asociados a las mismas, traumas en tejidos duros y blandos por caídas y golpes, quistes de erupción y anomalías dentomaxilares debido a malos hábitos orales, entre otras.
Las caries se tratan con un enfoque de riesgo, donde se trabajan distintos aspectos que influyen en la aparición y progresión de lesiones, dando prioridad al componente preventivo. Cuando estas lesiones están activas y cavitadas, es decir, hay un “orificio”, es necesario usar materiales obturadores. El tipo de tratamiento dependerá de la edad del paciente y de la evaluación que haga el especialista en salud bucal infantil. En el caso de los menores el odontopediatra es el profesional más preparado ya que es capaz de entregar el soporte emocional y profesional para entregar una atención de calidad y en un contexto seguro, con un enfoque que prioriza el componente de prevención y promoción de la salud bucal y general del paciente.
La primera visita al odontopediatra debe ser a los seis meses o antes de que cumpla un año. El objetivo en esta etapa es lograr establecer lo que los especialistas denominan “hogar dental”, es decir, establecer con el paciente y sus padres una relación de confianza, que permita lograr la adaptación del niño a un entorno odontológico y entregar un completo asesoramiento en medidas preventivas, para fomentar hábitos adecuados para una salud bucal. Dentro de ellas, se puede mencionar la enseñanza de cepillado, profilaxis dental, educación en prevención de traumatismos dentoalveolares, educación en eliminación de malos hábitos orales y prevención de anomalías dentomaxilares, aplicación de barnices de flúor, asesoramiento dietético y aplicación de sellantes.
La especialista acota que las medidas preventivas son definidas para cada paciente, según sus características y riesgos individuales.