Si las altas temperaturas en general afectan el estado de salud de las personas, las embarazadas las resienten todavía más debido al alza natural de su temperatura corporal.
Además de las incomodidades propias del tercer trimestre, tales como hinchazón y pesadez en las piernas y acidez, el incremento de peso provoca que las embarazadas estén más expuestas a potenciales cuadros de deshidratación y a sufrir un golpe de calor.
Si las últimas semanas coinciden con los meses de más calor, este grupo de mujeres podría exponerse a un creciente malestar general y cansancio, por lo que se recomiendan ciertas medidas preventivas.
Al respecto, el doctor Juan Víctor Valdivia, ginecólogo de Clínica Alemana, aconseja: