Trabajar desde la casa es una realidad que muchos chilenos han tenido que asumir en el actual escenario de pandemia. Un cambio de rutina que algunos recibieron con incertidumbre, desconocimiento tecnológico y desconfianza; y otros, con aceptación y entusiasmo. Lo cierto es que el teletrabajo no solo es un desafío tecnológico, sino que también psicosocial.
Los efectos psicológicos de trabajar en el hogar durante una cuarentena van más allá de la dificultad para concentrarse y ser productivo. Entre las consecuencias, también están la ansiedad, el estrés y, para muchos, la soledad. Todos, elementos que deterioran la salud mental de una parte de la población.
Así, en esta modalidad laboral hay algunas personalidades que se han adaptado con mayor rapidez porque son más independientes, les gusta trabajar de manera autónoma y sin supervisión directa; otros que se han angustiado porque necesitan el contacto directo y se sienten fuera de la organización si no están físicamente en ella, y también están aquellas personas que trabajan sin límites.
Hoy, que el hogar es también el lugar de trabajo, se deben extremar las medidas de autocuidado. Por eso es importante mantener un sitio definido para trabajar en la casa, respetar los tiempos de descanso, realizar actividad física permanente y tener un control adecuado del sueño y la dieta, entre otras medidas. Trabajar a cualquier hora y lugar puede ser una tremenda amenaza, y si no se administra bien podría ser un detonante de otros problemas mentales.
Cuidar nuestro bienestar emocional es clave para superar esta pandemia y no lamentar el impacto de ella en un corto, mediano y largo plazo. Por eso la ‘Estrategia Nacional para Salud Mental’, dada a conocer hace unos meses por un equipo multidisciplinario de la Universidad de Chile, es un aporte para abordar efectivamente la crisis sanitaria de nuestro país. En el documento no solo se consideró el rol de los medios de comunicación, la educación sociocomunitaria, medidas de apoyo a personas en confinamiento y programas de intervención psicosocial, sino también la forma de contener psicosocialmente a los diferentes estratos de nuestra población.