La asfixia por inmersión, más comúnmente conocida como ahogamiento, es la sofocación que se produce por sumergimiento en cualquier medio líquido. De acuerdo con lo comentado por la doctora Vinka Basic, pediatra de Clínica Alemana, “puede ocurrir en cualquier época del año, pero en verano es más frecuente, por lo que queremos prevenirlo”.
“Las estadísticas mundiales y nacionales de asfixia por inmersión son desgarradoras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocasiona la muerte de alrededor de 400.00 personas al año, de las que aproximadamente
la mitad es en menores de 20 años”, dice la experta.
En Chile, la asfixia por inmersión es la primera causa de muerte por lesión no intencionada en el grupo de uno a cuatro años. En este contexto, lo que más llama la atención es que, según los datos recopilados,
un 70% de los niños estaban siendo “supervisados”. Por cada niño fallecido hay cuatro que requieren hospitalización y de éstos la supervivencia es de un 22%.
Todos los niños tienen algún riesgo de ahogamiento, sin embargo, el peligro aumenta en niños que tienen entre 12 y 36 meses, producto de accidentes en la tina, inodoro o recipientes pequeños como baldes o piscinas inflables.
Bastan sólo tres centímetros de agua para que en este grupo se produzca un accidente.
Por su parte, los preescolares se ahogan en piscinas, de las que un 55% de los casos ocurre en una casa y un 6% en piscinas públicas. En adolescentes, lo más frecuente que el accidente se produzca en ríos, mar o lagos, por lo tanto,
es importante ser precavidos en todos estos escenarios.
“Lo único que nos asegura evitar el dolor de perder un ser querido es la supervisión continua por parte de un adulto cercano, atento y capaz, lo que conlleva evitar distractores durante la supervisión, tales como: estar con
un celular, con una revista, tomando sol, etc”, enfatiza la doctora Basic.
El mayor riesgo de ahogamiento fatal en los adolescentes se puede atribuir a múltiples factores, que incluyen:
Por otro lado, niños con epilepsia, trastorno del espectro autista y arritmias cardíacas corren un riesgo de ahogamiento mayor que los que no padecen de estas enfermedades.
- Deben estar alrededor de toda la piscina (cuatro bordes)
- Altura mínima de 120 centímetros, máximo 10 cm de separación entre los barrotes, debe ser tipo peineta, o sea, sólo deben tener barrotes verticales para que no se puedan escalar
- La apertura debe estar hacia el exterior, con cierre con enganche automático, imantado y en altura
Respecto a las clases de natación, no hay evidencia que sugiera que los programas de natación infantil para menores de un año sean beneficiosos, pero sí para los mayores de esta edad y, especialmente, para los mayores de cuatro años, donde se les puede enseñar a flotar, nadar al menos 20 metros, girar y salir del agua.
Otro item relevante a la hora de prevenir accidentes de niños en las piscinas es considerar el color de sus trajes de baño. Y es que, se ha demostrado que la ropa de este color no se distingue abajo del agua. Esto es altamente peligroso, puesto que nos impedirá tener visibilidad de nuestros hijos.
Por esto, la recomendación de los expertos es vestir a nuestros hijos con trajes de baños coloridos y brillantes, que nos permitan distinguirlos abajo del agua.
La pediatra de Clínica Alemana asegura que es importante realizar una serie de pasos que, cuando se implementan, intentan reducir la mortalidad asociada al ahogamiento. Es mejor intentar hacer reanimación que no hacer nada
Los pasos son: