Un ataque cerebrovascular, conocido popularmente como ACV, es la consecuencia de una alteración del flujo sanguíneo cerebral, en el que una arteria se puede tapar o romper, produciendo un infarto o una hemorragia cerebral, respectivamente.
Cada año, el 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ataque Cerebrovascular (ACV), para promover la prevención y detección temprana de esta enfermedad. Esto, porque “una de cada cuatro personas va a tener un ACV a lo largo de su vida, pero la gran mayoría se puede prevenir”, explica la doctora Mirta Javiera López, neuróloga de Clínica Alemana.
En 2020, el ataque cerebrovascular fue la tercera causa de muerte después de Covid-19 e infarto agudo al miocardio.
Según la especialista, los ACV no son un accidente, sino que se asocian a factores de riesgo cerebrovascular que favorecen que una arteria cerebral se ocluya (infarto) o se rompa (hemorragia) y el riesgo de ataque cerebro vascular aumenta con la edad y se asocia a ciertas enfermedades como:
“Cierta formas de ACV se pueden asociar al uso de anticonceptivos hormonales, uso de drogas ilícitas o medicamentos para inhibir el apetito. Sólo entre el 30 y 40% son de causa indeterminada”, agrega.
"Según estudios epidemiológicos, se produce un ataque cerebrovascular cada 20 minutos y 28 personas fallecen a diario por esta enfermedad, lo que la convierte en la primera causa específica de muerte en el país, además de ser uno de los principales motivos de discapacidad".
Se debe sospechar un ACV ante cualquier síntoma neurológico brusco o súbito, siendo lo más común:
Por su parte, la cefalea o dolor de cabeza debe ser sospecha de una hemorragia cuando cumple con las siguientes características:
La neuróloga de Clínica Alemana explica que ante la sospecha de un ataque cerebrovascular se debe consultar inmediatamente en un Servicio de Urgencia, incluso en los casos en los que el síntoma dura pocos minutos. Esta última condición de denominación ataque isquémico transitorioy puede anteceder un ataque cerebrovascular definitivo.
“Por cada minuto de un ACV se pierden dos millones de neuronas. El trombolítico, que es el fármaco para disolver el coágulo, se puede usar, en general, sólo dentro de las cuatro horas y media posteriores al inicio de los síntomas. En estos casos el tiempo es cerebro y la rápida restauración de la irrigación cerebral es fundamental para disminuir las secuelas y en lo posible evitar la consolidación del infarto”, dice.
Un ataque cerebrovascular puede causar la muerte y es la principal causa general de muerte en Chile. Además, se asocia a discapacidad, deterioro de la calidad de vida y a importantes costos económicos, psicológicos y sociales.
Las secuelas pueden variar dependiendo del área del cerebro afectada y del tiempo durante el que permanece alterada la irrigación cerebral. Entre las consecuencias de un ataque cerebrovascular destacan: afectación permanente del lenguaje o del campo visual y defectos motores, sensitivos o de la marcha, lo que se asocia a pérdida de la autovalencia, explica la doctora López.
Ante síntomas neurológicos focales súbitos o bruscos el diagnóstico es clínico y se confirma con imágenes cerebrales que permiten diferenciar un infarto de una hemorragia cerebral.
El tratamiento de un ataque cerebrovascular va a variar en cada paciente. Los tratamientos de reperfusión que permiten restaurar el flujo sanguíneo cerebral se pueden usar sólo en las primeras horas de iniciados los síntomas. El tratamiento de trombólisis intravenosa, en general, sólo hasta cuatro horas y media de iniciados los síntomas y la trombectomía mecánica hasta seis horas y, en casos seleccionados, hasta 24 horas de iniciados los síntomas.
Cuando se tapa una arteria en el tejido cerebral se pueden identificar dos zonas: una zona central o “core” y una zona periférica que la rodea.
La primera tiene muy bajo o nulo flujo sanguíneo, por lo que sus neuronas están infartadas, mientras que la segunda, tiene un flujo sanguíneo más bajo del normal pero lo suficiente para mantener la viabiliad neuronal, de tal forma que, si que se restablece la irrigación, esas neuronas no se perderán. Sin embargo, si no se restablece el flujo, la zona periférica también se infartará.
El i-rapid es un software de análisis de imágenes que nos permite identificar ambas zonas en un TC de cerebro y así determinar qué pacientes tienen tejido cerebral potencialmente salvable si se aplican los tratamientos adecuados, asegura la especialista.
Gracias a esta técnica de imagen se pueden seleccionar pacientes para un tratamiento de reperfusión (restablecer el flujo sanguíneo cerebral) a pesar de consultar de forma tardía, incluso hasta 24 horas después de iniciados los síntomas. La especialista es enfática en recordar que “mientras antes se logre repenfundir o “destapar” la arteria, el resultado va a ser mejor.
Desde el año 2005 contamos con un equipo formado por médicos neurólogos especialistas en patología cerebro vascular, fisiatras, enfermeras, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, neuropsicólogos y fonoaudiólogos dedicados a esta área. Además, participan neurorradiólogos y neurocirujanos para casos específicos. Además, disponemos de tecnología sofisticada para ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno, el que incluye acceso inmediato a exámenes cerebrales por imágenes, Doppler transcraneano y todos los tratamientos necesarios, como trombólisis intravenosa, intraarterial y mecánica.