La infección urinaria es una enfermedad caracterizada por la colonización, invasión e inflamación de las vías urinarias con microorganismos patógenos, explica el doctor Felipe Cavagnaro, nefrólogo pediatra de Clínica Alemana.
Asimismo, el especialista indica que puede presentarse en niños y niñas de cualquier edad, pero es más frecuente en estas últimas, debido principalmente a la corta extensión de su uretra.
“El riesgo de desarrollar infección urinaria es mayor en quienes padecen estitiquez, mala higiene génito-anal y aquellos que tienen el hábito retener la orina en forma voluntaria, lo que es común en los niños pequeños, ya que cuando están jugando prefieren aguantarse.
De la misma forma, a muchas niñitas no les gusta ir al baño en el colegio y esperan hasta llegar a su casa ”, agrega.
A pesar de que la infección urinaria manifestarse de diferentes formas, dependiendo de la edad, entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
“Es importante tener presente que cuando los menores de un año sufren infecciones urinarias febriles o de forma repetida, una causa posible puede ser la presencia de una malformación de las vías urinarias o un reflujo vésico-ureteral”, agrega el doctor Cavagnaro.
El cuadro clínico de una infección al tracto urinario es variable y se convierte en más específico a medida que el niño es mayor y puede verbalizar sus molestias.Al respecto, el experto sostiene que un síntoma que puede estar presente a cualquier edad es la fiebre.
Por esto, el nefrólogo pediatra de Clínica Alemana explica que, en las diferentes etapas de la infancia se presenta de esta forma:
Recién nacidos: rechazo a la alimentación, vómitos, fiebre o hipotermia, marcado decaimiento.
Lactantes: rechazo a la alimentación, vómitos, fiebre sin foco claro, orina con mal olor, peso estacionario (que no aumenta entre controles), irritabilidad y diarrea.
Preescolares y niños mayores:tienen manifestaciones asociadas a la vía urinaria, como la urgencia para acudir al baño, dolor al orinar y dolor lumbar.
“Los médicos deben sospechar siempre de esta patología en neonatos
y lactantes que se vean enfermos, con o sin fiebre y que no tengan una causa clara para su compromiso clínico”, afirma.
El especialista destaca la importancia de realizar un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo, para evitar problemas mayores, como urosepsis, abscesos renales y, eventualmente en el largo plazo, hipertensión arterial e insuficiencia renal crónica.
Además, las cicatrices renales causadas por esta patología pueden encontrarse en aproximadamente 10% de los niños que la padecen.
Para realizar un diagnóstico más preciso, además de exámenes de laboratorio (orina completa, urocultivo), es necesario conocer el hábito miccional del niño, las características del chorro de orina y los antecedentes de enfermedades previas;
buscar la palpación de masas abdominales y efectuar un examen completo genital
El tratamiento inicial consiste principalmente en indicar el antibiótico adecuado para cada caso.
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