El ayuno intermitente se conoce por prácticas como comer a determinadas horas, dejando periodos prolongados sin alimentarse o ingerir muy pocas calorías durante algunos días. Este concepto ha ido adquiriendo adeptos y, en ocasiones particulares, podría tener algún beneficio para la salud. Distinto es el caso del ayuno prolongado, en el que definitivamente se deja de comer por varios días.
“El ayuno intermitente se ha puesto en este último tiempo de moda a raíz de algunos artículos científicos que mostraron que, en ciertas circunstancias, y por periodos cortos como ayunar durante 16 horas diariamente o bien ayunos de 24 horas, dos veces a la semana, podría producir algunos beneficios en la salud”, dice la doctora Carolina González, nutrióloga del Centro de Nutrición y Diabetes de Clínica Alemana.
En concreto, explica que esta práctica podría:
“Pero obviamente que en un contexto de estudio supervisado y en pacientes que previamente no tengan otras enfermedades que puedan complicar su situación”, advierte.
“Lo que se hace con supervisión, a veces, son algunas dietas que se llaman very low calorie diet, que se realizan, incluso, con los pacientes hospitalizados, pero que tienen consumos de 500 a 600 calorías al día, no cero, como en el contexto de una dieta de solamente agua durante 21 días”, explica la doctora.
En estos ayunos prolongados la persona deja de comer durante varios días. “Solo consumir agua por más allá de una semana, dos semanas o un mes pasa a ser similar a una huelga de hambre”, dice la especialista.
Asimismo, es enfática en no aconsejar esta práctica: “definitivamente, no está médicamente indicado hacer un ayuno de esas características nunca”. Y aclara que “tiene muchos efectos deletéreos en la salud”.
De partida, cuando no se come por un tiempo prolongado “el organismo va a responder tratando de reservar energías”, advierte.
En segundo lugar, el organismo, con el ayuno, va a partir en las primeras horas –24 a 36 horas– consumiendo la glucosa que el organismo tiene, que es el combustible más inmediato del que puede disponer.
“Después de eso se va a seguir tratando de conseguir energía a través de los ácidos grasos y, finalmente, de los músculos con las proteínas”, explica.
Por lo tanto, a la larga, significa un problema serio de salud, que comienza con algunos síntomas derivados también de que el organismo, a falta de glucosa, debe hacer un cambio y utilizar los cetoácidos como combustible cerebral.
Entre los síntomas que se pueden reconocer por un ayuno prolongado se encuentran:
Finalmente, un estado de desnutrición puede afectar de forma grave el organismo con un deterioro, que traerá pérdida de movilidad y de conciencia.
“Este paciente puede morir a raíz de hacer una dieta de huelga de hambre por decirlo así, de solo agua, por periodos muy prolongados”, especifica la nutrióloga.
Lo ideal no es hacer este tipo de dietas exprés, sino que mantener una alimentación saludable como forma de vida. Al mismo tiempo que se debe adoptar como rutina tener actividad física, que, además ayuda a evitar o retardar la manifestación de enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras complicaciones asociadas al sobrepeso y la obesidad.