Mucho se habla de los beneficios de la sal de mar y otros sustitutos de la sal común a la hora de cuidarse de las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión. Lo cierto es que el consumo excesivo de cualquier tipo de sal es dañino para la salud.
La sal común, compuesta por cloruro de sodio, produce en el organismo retención de líquido, lo cual es necesario en un nivel normal para mantener la presión arterial. El problema surge cuando se consume en exceso, ya que produce un aumento de la presión arterial en las personas que tienen tendencia a ser hipertensas. Además, afecta a los pacientes con otras enfermedades cardiacas, como la insuficiencia cardiaca, y está asociado a la insuficiencia renal.
En Chile, la ingesta de sal es el doble de lo que sugieren los expertos. En promedio las personas consumen alrededor de 10 gramos al día, mientras que la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es usar hasta 5 gramos de sal o 2 gramos de sodio al día.
Esto significa un riesgo, tal como explica el doctor Gonzalo Alarcón, cardiólogo de Clínica Alemana: “Las personas que consumen un exceso de sal, claramente, aumentan su prevalencia o la posibilidad de tener hipertensión arterial. En Chile, aproximadamente un 27 % de la población es hipertensa y eso, en parte, es por la cantidad de sal que se usa”.
Con respecto a los sustitutos de la sal, a pesar de que muchas personas creen que son más sanos, la situación no varía mucho. Esto porque tanto la sal de mar, como la sal de Cáhuil o la sal del Himalaya tienen cloruro de sodio. Ninguna de esas sales tiene un efecto positivo. De hecho, “tienen el mismo efecto sobre la presión arterial y el aparato cardiovascular. Pueden tener otros sabores, otros minerales, pero es cloruro de sodio y es lo mismo que comer sal común”, dice el doctor Gonzalo Alarcón.
Las únicas sales que tienen un efecto positivo sobre la presión arterial son las que reemplazan el sodio con sales potásicas, como la Biosal”, afirma el cardiólogo. Ese tipo de sal tiene mitad de cloruro de sodio y mitad de cloruro de potasio, por lo tanto, con una ingesta normal ayuda a bajar la presión y las enfermedades cardiovasculares.
Es importante recalcar que las personas que optan este tipo de sales con potasio no deben aumentar la cantidad de sal que agregan sus comidas, de lo contrario se pierde el beneficio. “No pueden usar el doble de sal porque sería lo mismo que ahora”, advierte el especialista. Por otra parte, el consumo de potasio no es recomendado para personas con problemas renales y se sugiere consultar con el médico tratante antes de cualquier decisión al respecto.
Cuidar la cantidad de sal que se consume a diario va más allá de medir la sal con una cucharita o probar las novedades de la industria. Y es que, aunque no nos demos cuenta, casi todos los productos procesados tienen una cantidad enorme de sodio.
Son alimentos que aportan mucho contenido de sal a nuestro organismo y la única solución es fijarse en el etiquetado y consumir menos comidas procesadas de este estilo:
El doctor Gonzalo Alarcón comenta que “cuando uno echa menos sal a los alimentos, el organismo se va acostumbrando y vamos sintiendo que no se necesita tanta sal. Después de un tiempo se sienten saladas algunas cosas que las personas consideran como normal, por lo que es un hábito absolutamente educable y no tan difícil de lograr”, afirma.
El cardiólogo comenta que hay pacientes jóvenes con disautonomía, que tienen presión baja. Esos son los únicos casos en que se recomienda que coman más sal y tomen más bebidas con sal que tienen sodio. “Esas personas necesitan un aumento del consumo de sal para mantener su presión arterial”, afirma el doctor.
Así es como es importante tener en cuenta que, en general y para la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, el exceso de sal es negativo y agrava los problemas de salud.