Es uno de los tipos de cáncer más común y si bien suele desarrollarse en pieles que han estado expuestas al sol, también puede aparecer en zonas que normalmente están cubiertas y no reciben luz solar.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Está compuesta por múltiples células en proliferación activa, vasos sanguíneos y otras estructuras que permiten el cumplimiento de múltiples funciones. La mantención de una salud cutánea adecuada es fundamental para evitar el desarrollo de enfermedades dermatológicas.
A pesar de que existen algunos factores de riesgo conocidos, no está totalmente dilucidado cómo estos interaccionan para generar la aparición de distintos problemas dermatológicos, incluido el más grave de ellos: el cáncer de piel. Cada día aprendemos más sobre los gatillantes y procesos que están detrás de esta enfermedad, entendiéndola como un fenómeno multifactorial. “El cáncer de piel es una proliferación descontrolada de un tipo particular de las células de la piel, que los mecanismos de nuestro cuerpo no logran contener”, explica el doctor Nelson Lobos, dermato-oncólogo de Clínica Alemana.
Asimismo, agrega que el cáncer de piel es uno de los más frecuentes y existen varios tipos, entre ellos:
El doctor Nelson Lobos explica que el carcinoma basocelular (CBC) es el cáncer de piel más usual y que se desarrolla principalmente en pieles fotoexpuestas. Sin embargo, enfatiza en que el melanoma es la variedad más grave dentro de los subtipos de cáncer de piel: “Corresponde a una proliferación maligna descontrolada de los melanocitos, células ubicadas en la piel a nivel de la epidermis que, dentro de otras funciones, producen melanina que es el pigmento que da color a la piel”.
“No está del todo claro cómo se desarrolla el melanoma, aunque hoy en día se entiende como un proceso continuo multifactorial donde el resultado final estaría explicado por la interacción entre factores genéticos, ambientales y mecanismos de defensa antitumorales propios, entre otros”, comenta el especialista. A esto añade que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol es el principal factor causal conocido y prevenible del cáncer de piel tipo melanoma y no melanoma. Otros factores a tener en cuenta son:
El doctor Nelson Lobos reconoce la importancia de la vitamina D para el organismo, por lo que recomienda, junto con una dieta saludable, la exposición solar responsable al mediodía con una periodicidad que varía según los índices de radiación UV (IRUV) diarios:
En tanto, como métodos preventivos el doctor sugiere:
Todo lo anterior es de vital importancia ya que de acuerdo al Proyecto GLOBOCAN, iniciativa de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los valores de incidencia y mortalidad del cáncer de piel obtenidos el año 2012 se doblarán el año 2035 . De ahí que la prevención y detección precoz es fundamental.
Para detectar el cáncer de piel tempranamente –cuando es más tratable–, el especialista recomienda que revises tu piel para detectar los signos de advertencia de esta enfermedad. “Siempre se puede realizar un autoexamen con el objetivo de ver las alarmas más frecuentes que motivan consultas”, dice. ¿Cuáles son estas alarmas?
“Los(as) dermatólogos(as) recomiendan la regla del ABCDE para optimizar la detección precoz, que resume algunas de las características más importantes a considerar para pesquisar una lesión sospechosa que debe ser evaluada por un especialista”:
A: Asimetría. Crece más en unas zonas que en otras y al dividir la lesión en dos mitades (en espejo) estas tienen un aspecto diferente.
B: Bordes
irregulares. El borde no sigue un patrón de circunferencia, sino que tiene una línea irregular (entradas y salientes) en su periferia.
C: Presencia de tres o más Colores. La
existencia de una variedad de colores en una misma lesión del lunar (por ejemplo, café, negro, blanco o café, azul, rojo) lo hace sospechoso de malignidad.
D: Diámetro
mayor o igual a 6 mm.
E: Evolución. Lunares que han cambiado con el tiempo en su tamaño (crecimiento rápido), color (aparición de nuevos colores), forma (cambios en
sus bordes, superficie, elevación, aspecto) y cambios en la percepción del lunar por parte del paciente (picor o sangrado).
Para las lesiones elevadas o palpables además se debe considerar:
F: Firme. Consistencia firme a la palpación.
G: Growth (crecimiento). Aumento de tamaño persistente durante más de 2 semanas.
Finalmente, el dermato-oncólogo es enfático en señalar que si la persona tiene factores de riesgo o el autoexamen evidencia lesión “sospechosa”, se debe consultar inmediatamente: “El cáncer de piel es una realidad mundial de incidencia en aumento por lo que las estrategias preventivas son fundamentales, así como también estar atentos a los factores de riesgo personales y familiares. Consultar oportunamente a un especialista en dermatología permite tanto un diagnóstico precoz como un tratamiento oportuno”.