La presencia de demodex puede causar patologías como rosácea, blefaritis y hasta la caída de pestañas y cejas.
¿Sabías que puede que haya un ácaro diminuto viviendo en tu piel? “El demodex es un ectoparásito no perceptible a la vista, comensal de la piel humana donde abundan las glándulas sebáceas, especialmente las mejillas, nariz, mentón, cejas, pestañas, cuello y orejas”, explica el doctor Jaime Pérez Wilson, dermatólogo de Clínica Alemana.
Aunque es poco conocido, su prevalencia es común, es parte de la flora normal de la piel y se encuentra entre el 23 y el 100% de los adultos sanos. Es contagioso, por contacto directo de persona a persona, y se presume que la primera forma de contagio ocurre en la lactancia, durante el amamantamiento.
Actualmente, la presencia de demodex se asocia a ciertas patologías:
En general, puedes sospechar infestación en la presencia de una erupción facial persistente o recurrente, especialmente cuando la distribución es asimétrica y es resistente a los tratamientos convencionales. También es importante tener en cuenta que puede incrementar a medida que aumenta la secreción sebácea de la cara después de la pubertad.
En esos casos, conviene consultar a un especialista porque hay diversos métodos para identificar la presencia de la infestación por demodex. “El más utilizado es el examen microscópico directo llamado Búsqueda de Demodex. Consiste en un raspado gentil de un área de 1 o 2 cm en la piel de la cara que se lleva a un portaobjetos con KOH al 10 % y luego se observa con microscopio. Se hace un recuento del número total de ácaros encontrados y se considera positivo si se observan más de cinco ácaros por centímetro cuadrado”, afirma el doctor Jaime Pérez Wilson.
De ser positivo, “se puede eliminar temporalmente, pero existe un alto porcentaje de recurrencia”, dice el especialista. Y comenta que se utilizan tratamientos tópicos con acción acaricida con excelentes resultados contra los demodex.