Como te contamos en el artículo “Cáncer de piel: ¿Cómo se utiliza la cirugía en el tratamiento?”, cuando los pacientes presentan factores de riesgo elevados de desarrollo de cáncer de piel, se utilizan técnicas más avanzadas para el examen clínico como el microscopio confocal.
El Dr. Nelson Lobos, dermatólogo de Clínica Alemana nos explica que es un láser de diodo infrarrojo, no invasivo y de baja potencia. Tiene la particularidad de penetrar en las capas superficiales de la piel sin producir daño en ella y es reflejado por algunos de sus componentes (melanina, queratina y colágeno).
La luz reflejada es capturada por el microscopio y traducida a imágenes de alta resolución de las diferentes capas de la piel. Esto le permite al dermatólogo evaluar aspectos estructurales y células individuales de la piel de forma inmediata y a tiempo real.
El estudio de una lesión cutánea a través de una biopsia es la prueba de elección para determinar su naturaleza biológica benigna o maligna.
El microscopio confocal llega para entregarnos información similar a la que aporta la biopsia, sin necesidad de realizarla. Esto es útil, frente a una lesión cutánea de aspecto dudoso desde el punto de vista clínico y dermatoscópico, donde contar con información complementaria es vital antes de tomar una conducta terapéutica.
Muchas veces el cáncer de piel se manifiesta simulando lesiones benignas comunes como lunares, manchas asociadas al envejecimiento, manchas provocadas por el sol o quistes, entre otros.
En este escenario, la dermatoscopia no siempre es categórica, por lo que la microscopia confocal nos permite obtener más información para tomar una decisión diagnóstica y terapéutica más certera. Los beneficios del microscopio confocal en relación con el cáncer de piel son: