Vómitos, diarrea y dolor abdominal son los síntomas más usuales de la gastroenteritis, una de las enfermedades que se presenta todo el año, pero que alcanza su punto álgido durante la temporada de verano.
Es uno de los trastornos gastrointestinales más frecuentes. El síntoma más común es la diarrea, muchas veces asociada a dolor abdominal o vómitos, habitualmente debida a virus, bacterias o sus toxinas.El mecanismo usual de contagio, según explica el Dr. Antonio Rollán, gastroenterólogo de nuestra clínica, es a través de alimentos o agua contaminados.
Durante las vacaciones se generan más situaciones de riesgo de contraer gastroenteritis por la modificación en hábitos alimenticios. “La gente come más en restaurantes, sale de vacaciones, va a camping y todas esas situaciones dificultan que los alimentos tengan la cadena de frío que necesitan, lo que genera más posibilidades de proliferación de virus o bacterias”, afirma el gastroenterólogo.
La mayor parte de los casos son autolimitados, es decir, que para la recuperación de los afectados basta con reposo, dieta y beber abundante liquido, para mantener la hidratación. Por lo general puede durar desde algunas horas hasta 3-5 días.
En la mayor parte de los casos no se justifica el uso antibióticos, que incluso, pueden prolongar el curso de la enfermedad. Asimismo, los antidiarreicos deben ser utilizados con precaución. En general, se debe evitar la automedicación, que habitualmente no ayuda mucho y puede dificultar el estudio posterior si este es necesario.
Los síntomas de esta enfermedad son:
Los lactantes o niños menores de 2 años y personas mayores de 75 son grupos vulnerables, ya que una infección intestinal puede tener consecuencias más graves. Por lo tanto, se recomienda una consulta temprana al especialista.
Lo mismo deben hacer quienes padecen diabetes, aquellas personas que toman medicamentos que disminuyen la capacidad inmunológica y aquellos que tienen enfermedades neoplásicas o alguna patología que se caracterice por tener sistemas inmunitarios debilitados.
Hay que tener especial cuidado con alimentos que:
Otra medida de prevención importante es lavarse las manos antes de preparar algún alimento o comer.
La deshidratación es uno de los efectos secundarios más importantes de esta enfermedad y el principal factor de riesgo. Principalmente, se debe a la pérdida de líquido y electrolitos a causa del vómito y la diarrea. Esta situación se ve acentuada por la tendencia a disminuir la ingesta de alimentos debido a los mismos síntomas y a la inapetencia, sumado a una pérdida de líquidos, esencialmente, a través de la transpiración (factor que se acrecienta en ambientes más cálidos).
Lo más apropiado sería consumir sales de rehidratación oral, que se venden sin receta en las farmacias, en sobres listos para disolver en agua hervida. Si no se dispone de ellas, basta con agua, aguas de hierbas o sopas. Debes tomar líquidos de a poquito, aún en caso de vómitos, hasta completar un mínimo de 2 litros diarios.
En cuanto a la dieta, el Dr. Rollán advierte que generalmente se produce en forma espontánea, ya que la falta de apetito es la regla en la etapa sintomática inicial. Las personas sanas pueden tolerar un ayuno casi completo por 1 o 2 días sin consecuencias.
Por último, es recomendable evitar el consumo de productos lácteos, frutas, verduras, aliños, grasas e irritantes en general, hasta que se recupere un tránsito intestinal.
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