Durante el invierno, es común que aumenten los casos de contagio de virus respiratorios, entre los cuales se encuentran el virus respiratorio sincicial (VRS) y la influenza. Aunque sus síntomas son similares debido a que ambos provocan infecciones en el sistema respiratorio, es importante conocer las diferencias y tomar medidas para prevenir su contagio.
A continuación, te mostraremos cómo intentar distinguirlos y proteger a tus hijos.
No es posible diferenciar la infección por estos virus solo por los síntomas, ya que son bastante similares en ambos casos. Sin embargo, hay algunas características que pueden ayudarte a distinguirlos.
El virus respiratorio sincicial (VRS) generalmente se presenta con los siguientes síntomas:
La influenza, por su parte, suele manifestarse con:
En el caso del virus respiratorio sincicial (VRS), los niños más pequeños, especialmente los prematuros que sufren de patologías como la displasia broncopulmonar, están expuestos a un mayor riesgo. En cuanto a las personas mayores, se recomienda tener igual nivel de preocupación, ya que la eficacia de su sistema inmune disminuye con la edad. Por otro lado, la influenza afecta a una amplia gama de la comunidad, por lo que se prioriza la protección de grupos como los niños y adolescentes en edad escolar y las personas mayores de 60 años.
Aunque la mayoría de los niños atraviesan una infección respiratoria por el virus sincicial de forma similar a un resfriado o una bronquiolitis leve, hay señales que indican un cuadro más complejo y requieren
atención médica de urgencia:
Si tu hijo presenta estos síntomas, es importante que consultes con un médico de inmediato.
Para evitar el contagio de virus respiratorios, te recomendamos seguir estas medidas:
Si tu hijo está infectado con el virus sincicial o la influenza, no lo envíes al colegio o jardín.
Si sospechas que tu hijo tiene influenza o virus sincicial, te recomendamos agendar una consulta en telemedicina, teleurgencia, o acudir a un centro médico para recibir la asistencia profesional adecuada.
Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.