El calor extremo y las altas temperaturas son cada vez más intensos durante los meses de verano, y debemos estar preparados para proteger nuestra salud. En este artículo, te entregamos algunos consejos prácticos para que disfrutes de esta temporada con seguridad y bienestar, pero primero debes conocer estos conceptos.
La hipertermia es la elevación de la temperatura corporal por encima del rango normal de 36 a 37,5 °C debido a una falla en la termorregulación, lo que no es sinónimo de fiebre, sino que tiene otras causas.
Una temperatura por encima de 40,5 °C generalmente se considera compatible con hipertermia grave.
Mantener hidratación durante el día: beber abundante agua e incorporar frutas y verduras frescas en tu dieta, como sandía, pepino y naranjas.
Evitar el sol durante las horas de máxima radiación: entre las 12:00 y 16:00 horas la radiación solar es más intensa, por lo que es recomendable no tener exposición directa.
Buscar sombra: siempre que puedas, aléjate del sol directo y trata de estar en lugares frescos o sombreados para descansar.
Cuidar tu actividad física: si vas a hacer ejercicio, elige las primeras horas de la mañana o al final de la tarde, evitando las horas de máxima radiación.
Proteger tus ojos y piel: usa lentes de sol con protección UV, sombrero, gorros o sombrilla, y no olvides el protector solar con un factor mínimo de 30 FPS. Recuerda aplicarlo nuevamente cada 2 horas, incluso en días nublados.
Usar ropa suelta y liviana: evitando también demasiadas capas de ropa.
El calor extremo puede afectar a todos, pero algunas personas tienen predisposición por condiciones fisiológicas, anatómicas o médicas crónicas subyacentes que perjudican la termorregulación. Entre ellas se incluyen:
Los adultos mayores de 70 años son los más afectados, pero también bebés y niños pequeños, mujeres embarazadas, trabajadores al aire libre y personas en situación de calle. Por eso, es fundamental estar siempre alerta durante las olas de calor.
Los síntomas comunes a los que debes prestar atención durante el calor extremo son:
Piel enrojecida y caliente.
Irritación de la piel.
Mareos o desmayo.
Vómitos, diarrea o náuseas.
Respiración agitada.
Calambres o debilidad muscular.
Desorientación, confusión, problemas para pensar con claridad o alucinaciones.
Palpitaciones.
Hipotensión.
Si experimentas alguno de estos síntomas, debes inmediatamente tomar medidas para evitar complicaciones. El principal tratamiento es enfriar el cuerpo, para hacerlo te compartimos algunas recomendaciones clave para prevenir los efectos negativos del calor:
Tomar duchas o baño fríos te ayudará a regular tu temperatura corporal y a sentirte más fresco.
Rociarse con agua fría y luego sentarse frente a un ventilador.
Colocar paños fríos en el cuello y los antebrazos para refrescarte de manera rápida y efectiva.
Evitar el sol, y si el calor es muy fuerte, buscar refugio en la sombra y evita la exposición directa.
Tener una hidratación constante, beber agua de forma continua es esencial para evitar la deshidratación. Recuerda que es mejor tomar pequeños sorbos durante todo el día.
Si se confirma una temperatura mayor a 40 °C, o síntomas peligrosos como presión baja, alucinaciones, confusión, somnolencia, vómitos, debes acudir de inmediato a un Servicio de Urgencias.
¿Necesitas un chequeo o consejos sobre cómo manejar las altas temperaturas? A través de nuestro servicio de Telemedicina podemos bridarte la orientación que necesitas, no dudes en reservar una consulta online y mantener tu salud en óptimas condiciones durante este verano.