El sueño es un pilar importante para la salud en todas las etapas de la vida. No solo nos permite recuperar energía, sino que también juega un papel clave en nuestra función cognitiva, metabolismo y bienestar emocional.
Sin embargo, muchas personas sufren de problemas para dormir, lo que puede afectar negativamente su bienestar. Por eso, hablamos con Leonardo Serra, neurólogo del Centro del sueño, para explicarte las claves para mejorar tu calidad de sueño.
La cantidad recomendada varía según la edad:
Edad | Rango en horas de sueño |
Recién nacidos, 0 a 3 meses | 14 a 17 horas |
Infantes, 4 a 11 meses | 12 a 15 horas |
Niños pequeños, 1 a 2 años | 11 a 14 horas |
Preescolares, 3 a 5 años | 10- a 13 horas |
Escolares, 6 a 13 años | 8 a 11 horas |
Adolescentes, 14 a 17 años | 8 a 10 horas |
Adultos jóvenes, 18 a 25 años | 7 a 9 horas |
Adultos, 26 a 64 años | 7 a 9 horas |
Personas mayores, desde los 65 años | 7 a 9 horas |
El lograr un descanso adecuado no solo mejora el estado de ánimo y la concentración, sino que también protege la salud física y mental a largo plazo. La falta de sueño puede afectar múltiples sistemas del cuerpo y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, algunos de los problemas que pueden surgir son:
Dificultades de atención y concentración: se afecta la memoria y la capacidad de retención, aumentando el riesgo de cometer errores y de accidentes.
Impacto en la salud cardiovascular: en algunos casos se eleva la presión arterial, creciendo el riesgo de enfermedades cardíacas y cerebrovasculares.
Alteraciones metabólicas: se asocia con el aumento de peso, resistencia a la insulina y mayor riesgo de obesidad.
Disminución del sistema inmune: un mal descanso reduce la capacidad del organismo para defenderse de infecciones.
Otros efectos: se pueden desarrollar cuadros crónicos como migraña, fibromialgia, problemas anímicos, entre otros. También puede influir en la respuesta a tratamientos bien llevados.
Si tienes dificultades para dormir, estos hábitos pueden ayudarte a mejorar tu descanso:
Mantener una rutina: mejora el ritmo circadiano y ayuda a dormir lo suficiente.
Crear un ambiente relajante: un dormitorio oscuro, fresco, ordenado y libre de ruidos favorece la relajación muscular e induce el sueño.
Evitar la cafeína y las pantallas antes de dormir: limitar la exposición a la luz azul de dispositivos electrónicos la última hora antes de ir a la cama, ya que puede interferir con la producción de melatonina.
Incorporar hábitos relajantes: tomar una infusión (té de hierbas), meditar o escuchar música relajante, puede servir para conciliar el sueño más rápido.
Incluir nutrientes claves: el consumo de magnesio contribuye a la relajación muscular y mejora la calidad del descanso.
Realizar actividad física: hacer ejercicio con regularidad favorece el buen dormir, te recomendamos finalizar el entrenamiento al menos 2 horas antes de acostarte.
Evitar siestas largas: si necesitas reposar durante el día, procura que no sea más de 20 minutos y lo más cercano a la hora de almuerzo, para no dificultar el inicio del sueño nocturno.
Consultar a un médico: si experimentas síntomas sugerentes de apnea del sueño (ronquidos asociados a un descanso no reparador o pausas respiratorias al dormir), sueño muy inquieto o dificultades persistentes, es importante que vayas a un especialista.
¿Tienes problemas para dormir? Nuestros especialistas pueden ayudarte a encontrar una solución adecuada. Conoce el Centro de Trastornos del Sueño y cuida tu bienestar.