La cirugía de tu hijo puede ser un momento difícil, tanto para ti como para el pequeño, ya que los niños suelen vivir estos procesos con una mezcla de emociones. Según su edad, pueden sentir miedo, ansiedad o confusión, porque no siempre entienden lo que les va a suceder.
Por eso, es clave que te prepares bien antes de una cirugía, tanto para manejar tus preocupaciones como para acompañar a tu hijo en cada paso.
Si tu hijo tendrá una operación electiva, es posible que sea una de las siguientes, que son las más frecuentes:
Hernia inguinal unilateral o bilateral.
Hernia umbilical.
Fimosis.
Criptorquidia o hidrocele unilateral o bilateral.
Recuerda que contamos con un equipo de cirujanos pediátricos altamente capacitados y comprometidos con el bienestar de los más pequeños. Además, te invitamos a conocer si puedes acceder al beneficio de Copago cero en cirugía pediátrica.
Pedir a tu médico toda la información sobre la patología y el procedimiento a realizar, ya sea la preparación preoperatoria, tipo de intervención, duración, posibles riesgos y complicaciones y los cuidados postoperatorios necesarios.
Anotar todas tus dudas para resolverlas con el equipo de salud antes del procedimiento, tanto con el cirujano como con el anestesista pediátrico.
Preparar con antelación lo necesario para la hospitalización, ropa cómoda, artículos de higiene, medicamentos de uso habitual y documentos importantes.
Seguir estrictamente las indicaciones sobre el ayuno previo al procedimiento.
Explicar lo que va a pasar: con palabras sencillas puedes contarle la verdad de lo que sucederá, pero de forma simple. Por ejemplo, "los médicos te ayudarán a sentirte mejor. Dormirás un rato, y cuando despiertes, estaremos ahí contigo".
Responder sus preguntas: si tiene dudas, te animamos a que se las respondas con claridad. Si no sabes algo, está bien decir "no lo sé", y luego buscar la respuesta juntos. La confianza se fortalece cuando hay honestidad y se trabaja la adecuada relación médico paciente.
Llevar su juguete favorito: como un peluche, una manta o algo que lo haga sentir seguro. Tener un objeto familiar, lo ayudará a relajarse en un ambiente desconocido.
Usar juegos o historias: puedes hacer que juegue a ser un médico o contarle una historia en la que el protagonista es un héroe que va a una aventura en el hospital. Esto convierte la experiencia en algo menos lejano y disminuye la ansiedad.
Hablar sobre lo que pasará después: explícale que es normal sentirse un poco raro al despertar, pero que pronto se sentirá mejor. Es importante prepararlo para posibles molestias sin que suene alarmante.
Mantener la calma: los niños pueden percibir cuando los adultos están ansiosos. Si te ven tranquilo, ellos también lo estarán. Respira profundamente y transmítele confianza.
Considera que cada niño es diferente. Por eso, lo más importante es estar presente, ofrecerle todo tu amor y apoyo, y seguir las indicaciones del equipo médico antes, durante y después de la cirugía.