La mastitis puerperal se desarrolla cuando los conductos glandulares del seno se infectan a través de grietas en el pezón, por donde ingresan gérmenes que se encuentran en la piel o en la boca del recién nacido, como estafilococos o estreptococos.
Muchas veces esto va acompañado de la acumulación de leche, debido a una mala técnica de la madre para amamantar.
Esta afección suele provocar malestar general, cansancio, fiebre, enrojecimiento, dolor y endurecimiento de la mama.
En general, se aconseja no cesar la lactancia, porque el vaciamiento del pecho ayuda a superar la obstrucción de los conductos glandulares. Si hay infección, el bebé queda libre de los gérmenes gracias a las propiedades antibacterianas de la leche materna.
En ocasiones, cuando la infección no se trata, aparece un absceso mamario, que es una acumulación de pus en el pecho. Dependiendo de su tamaño, puede requerir punción y tratamiento quirúrgico. En estos casos o si el estado de la madre lo demanda, podrá suspenderse la lactancia materna hasta que el problema se solucione, manteniendo la extracción de la leche por otros medios para disminuir la congestión mamaria.
La mastitis periductal es más frecuente en mujeres mayores de 40 años y se genera por la dilatación de los conductos galactóforos, donde se acumula secreción.
Este proceso puede provocar la ruptura de estas vías y la salida del líquido hacia el resto del tejido mamario, lo que desencadena un cuadro inflamatorio, similar al de la mastitis puerperal.
En ocasiones, los síntomas son muy parecidos a los de un cáncer inflamatorio. El doctor Román explica que 'a diferencia de la mastitis puerperal, en la periductal es más difícil realizar un diagnóstico inmediato, porque no existe un antecedente tan evidente como la lactancia. Además, muchas veces la mamografía no permite identificar bien la afección, por lo que es necesario hacer una ecografía para determinar si se trata de una dilatación de los conductos o de un cáncer inflamatorio'.
Esta patología se trata principalmente con antiinflamatorios. La principal complicación de la mastitis periductal es que se puede hacer crónica, lo que provoca alteraciones en la piel y fístulas. En estos casos es necesario operar para extirpar los conductos galactóforos, cuya dilatación es la causa de esta enfermedad.
'Lo importante es el seguimiento de estas pacientes, con evaluaciones periódicas. Si con el tratamiento se logra una recuperación y luego el problema reaparece, quiere decir que es una mastitis crónica. En cambio, si en ningún momento se ve una mejoría, sino que al contrario, hay una progresión sostenida del cuadro, podría tratarse de un cáncer inflamatorio, lo que se debe confirmar a través de biopsias de piel y glándulas mamarias', explica el especialista.'>
Según el doctor Eugenio Román, mastólogo de Clínica Alemana, 'se puede distinguir entre dos versiones diferentes de mastitis: la que es causada por una infección durante la lactancia (puerperal), y la que se produce por la dilatación de los conductos mamarios, que se da generalmente en mujeres mayores de 40 años (periductal)'.
La mastitis puerperal se desarrolla cuando los conductos glandulares del seno se infectan a través de grietas en el pezón, por donde ingresan gérmenes que se encuentran en la piel o en la boca del recién nacido, como estafilococos o estreptococos.
Muchas veces esto va acompañado de la acumulación de leche, debido a una mala técnica de la madre para amamantar.
Esta afección suele provocar malestar general, cansancio, fiebre, enrojecimiento, dolor y endurecimiento de la mama.
En general, se aconseja no cesar la lactancia, porque el vaciamiento del pecho ayuda a superar la obstrucción de los conductos glandulares. Si hay infección, el bebé queda libre de los gérmenes gracias a las propiedades antibacterianas de la leche materna.
En ocasiones, cuando la infección no se trata, aparece un absceso mamario, que es una acumulación de pus en el pecho. Dependiendo de su tamaño, puede requerir punción y tratamiento quirúrgico. En estos casos o si el estado de la madre lo demanda, podrá suspenderse la lactancia materna hasta que el problema se solucione, manteniendo la extracción de la leche por otros medios para disminuir la congestión mamaria.
La mastitis periductal es más frecuente en mujeres mayores de 40 años y se genera por la dilatación de los conductos galactóforos, donde se acumula secreción.
Este proceso puede provocar la ruptura de estas vías y la salida del líquido hacia el resto del tejido mamario, lo que desencadena un cuadro inflamatorio, similar al de la mastitis puerperal.
En ocasiones, los síntomas son muy parecidos a los de un cáncer inflamatorio. El doctor Román explica que 'a diferencia de la mastitis puerperal, en la periductal es más difícil realizar un diagnóstico inmediato, porque no existe un antecedente tan evidente como la lactancia. Además, muchas veces la mamografía no permite identificar bien la afección, por lo que es necesario hacer una ecografía para determinar si se trata de una dilatación de los conductos o de un cáncer inflamatorio'.
Esta patología se trata principalmente con antiinflamatorios. La principal complicación de la mastitis periductal es que se puede hacer crónica, lo que provoca alteraciones en la piel y fístulas. En estos casos es necesario operar para extirpar los conductos galactóforos, cuya dilatación es la causa de esta enfermedad.
'Lo importante es el seguimiento de estas pacientes, con evaluaciones periódicas. Si con el tratamiento se logra una recuperación y luego el problema reaparece, quiere decir que es una mastitis crónica. En cambio, si en ningún momento se ve una mejoría, sino que al contrario, hay una progresión sostenida del cuadro, podría tratarse de un cáncer inflamatorio, lo que se debe confirmar a través de biopsias de piel y glándulas mamarias', explica el especialista.