Generalmente, su manifestación aguda se asocia a enfermedades de transmisión sexual, infección urinaria o posterior a un cuadro intestinal.
Los síntomas de esta enfermedad se asocian a deseos frecuentes de orinar y con dolor, así también al eyacular y malestar perineal, es decir, una sensación de peso entre el escroto y el ano. En ocasiones se presenta con fiebre y es posible observar sangre en la orina.
El doctor Conrado Stein, urólogo de Clínica Alemana, explica que existen dos tipos de prostatitis: las agudas-que son las infecciosas- donde es posible identificar gérmenes, y las no infecciosas.
"Dentro de éstas últimas hay que distinguir entre las que presentan signos inflamatorios -por ejemplo, aumento de glóbulos blancos- y otro grupo donde los pacientes tienen todos los síntomas, pero no es posible detectar la patología a través de exámenes, lo que aparentemente tendría un importante componente tensional". Esta manifestación se denomina prostatodinia y suele atribuírsele a causas como el estrés, la ansiedad o la depresión.
En el caso de las agudas o infecciosas, generalmente se observan en hombres entre 25 y 50 años y se asocian a enfermedades de transmisión sexual, infección urinaria o luego de un cuadro intestinal.
En los mayores de 50 años, la enfermedad generalmente se presenta en pacientes que padecen diabetes, con problemas obstructivos en la vía urinaria o que tienen adenoma prostático, lo cual no les permite orinar en forma normal.
El urólogo puede practicar un examen físico para evaluar si la próstata se
encuentra inflamada, dura, caliente o sensible. Además, esto permite ver si hay inflamación y dolor en los ganglios linfáticos inguinales, sensibilidad o edema en el escroto y secreción uretral.
Por
lo general, el diagnóstico de la prostatitis se basa en los síntomas, los hallazgos de la exploración física y los resultados del análisis de orina para detectar la presencia de gérmenes. Cuando la prostatitis se presenta sin infección
bacteriana, los cultivos de orina muestran la ausencia de infección. Dependiendo del caso, a veces se revisa también el funcionamiento renal.
El especialista enumera como factores de riesgo de la prostatitis:
Generalmente para tratar la prostatitis aguda se recetan antibióticos, antiinflamatorios y, si es necesario, reposo. Según el doctor Stein "los tratamientos son de al menos tres semanas debido a que su efecto es lento. El paciente debe tener claro que una vez que comienza a tomar el medicamento debe esperar 48 horas para el cese de la fiebre", aclara el especialista.
Como complemento al tratamiento farmacológico se sugiere una leve modificación de la dieta, evitando las sustancias que irritan la vejiga, tales como alcohol, alimentos y bebidas con cafeína, jugos cítricos y comida condimentada. Además, es aconsejable aumentar el consumo de agua para estimular la micción y eliminar las bacterias.
En casos extremos, cuando algunas prostatitis no son tratadas es posible que se desencadene una sepsis urinaria, la que puede ser mortal.
“Además, si la enfermedad se mantiene por tiempo prolongado pueden desarrollarse abscesos prostáticos, es decir, que la infección se localice en un solo lugar, como una especie de furúnculo dentro de la próstata, el cual es necesario drenar”, señala el urólogo de Clínica Alemana.
Este tipo de complicaciones suele darse con mayor frecuencia en pacientes inmunodeprimidos, y es poco común en hombres sanos.