El uso de mascarillas impacta positivamente en el cuidado de nuestra salud durante los periodos en los que es más necesario, como en esta época de enfermedades respiratorias. No obstante, su uso influye en el desarrollo social y psicológico de los niños y adolescentes.
Por esto, conversamos con Francisca Iturra, psicóloga de nuestra clínica, quien nos explica de qué forma podemos ayudar a que la vuelta de las mascarillas sea más agradable para nuestros hijos.
Sí, la incorporación del uso de mascarillas tiene un efecto, siendo distinto en niños y adolescentes. En el caso de preescolares, su impacto tiene relación con que ellos se encuentran en una etapa en la cual:
Se encuentran aprendiendo a leer códigos de comunicación no verbal, el uso de la gestualidad, la expresión a través del rostro que les permite interpretar, expresar y conectar con el otro. Por lo que, al estar con mascarillas, existe un canal no verbal que se encuentra en parte bloqueado.
Recién inician su vida fuera de casa y se encuentran aprendiendo a relacionarse con personas fuera del núcleo familiar. En esta etapa es fundamental la información que el preescolar recibe a través del rostro del adulto, dado que los gestos del adulto también moldean las respuestas socioemocionales del niño y viceversa.
Por otro lado, el efecto en adolescentes se relaciona con las inseguridades propias de la etapa respecto de la imagen corporal.
“He observado casos de adolescentes donde el uso de las mascarillas dificulta el proceso de aceptación de la imagen corporal o también afecta el desarrollo de habilidades para el autocuidado, especialmente del rostro, dado que las mascarillas permiten ocultar aspectos de la cara con los cuales el adolescente puede sentirse incómodo, Ej, tamaño de la nariz o de sus dientes, o estado de su piel si presenta acné”, comenta la psicóloga Iturra.
Habitualmente los adolescentes tienden a estar centrados en sí mismos y en sus propias visiones del mundo. Por lo que, es fundamental que durante esta etapa logren entender y empatizar con miradas distintas a las suyas. En este contexto, el uso de las mascarillas podría dificultar el poder “ver” al otro, leer su estado emocional, reconocerlo como un semejante o par, de este modo pudiese influir en el desarrollo de la empatía y en el sentido de pertenencia a un grupo social.
El beneficio tiene principalmente relación con un tema sanitario y de salud física. Además podemos relacionarlo con la empatía de querer cuidar a aquellos que por su edad o por condiciones de salud previa podrían verse afectados, en caso de contraer una enfermedad respiratoria.
El uso de mascarillas no es una condición natural, por lo tanto es siempre relevante señalar que el uso es algo transitorio y una medida de protección de la salud, pero que debiese estar acotada a un tiempo delimitado. Además los adultos debemos estar atentos a que los niños, sobre todo los menores, no se afecten por el uso de ellas. Recordar que la actual medida del uso de mascarillas es para niños mayores de 5 años, con quienes podemos conversar y explicar el por qué en estos momentos se considera que puede ser de ayuda.
Inculcando a nuestros hijos la aceptación de las mascarillas para cuidar nuestra salud en periodos complejos, de manera transitoria.
“Pienso que hablar de “normalización” es riesgoso, dado que eso nos puede llevar a pensar que las mascarillas nos deben acompañar siempre y eso tendría un efecto en el desarrollo de cada persona. También a lo largo del tiempo podría tener un impacto social”, explica la profesional. Por lo que podría ser mas claro trasmitir que podemos acudir a ellas cuando hay situaciones de emergencias en salud, las cuales han sido más frecuentes estos últimos años.
Es importante escuchar a nuestros hijos, sus temores y preocupaciones, situándolos de acuerdo a cada etapa. Los temores que muestra un niño frente al uso, pueden ser muy distintos a los de los adolescentes.
“Me parece relevante que los niños y adolescentes incorporen con mucha claridad que es una medida transitoria para el cuidado de la salud. Dado que con el término del uso de las mascarillas de manera obligatoria el año pasado, se pudo observar en las consultas a padres preocupados porque sus hijos no querían dejar de usarlas”, comenta Francisca Iturra.
Entonces hay que tener cuidado en los mensajes que utilizamos para que ellos las usen, ya que pudiesen incorporar que el ambiente y el contacto con el otro siempre puede ser riesgoso o amenazante y eso no es así. Eso les podría generar un temor a exponerse a ambientes o a la interacción con otro sin uso de mascarillas.
El miedo es una emoción que se transmite, siendo los niños susceptibles de los temores y ansiedades que como adultos podemos tener en relación a este tema. En ese sentido, sería importante primero preguntarnos qué sentimientos nos genera la idea de volver a usarlas. O si nos despierta rechazo y por qué, para ser conscientes de ello y trabajar primero en eso.
“Los niños presentan una plasticidad cerebral que permite que se adapten rápido a este tipo de medidas, por eso yo daría especial atención a circunscribir su uso a un tiempo y un espacio determinado”, explica la profesional.
Hemos visto que algunos niños asocian el uso de mascarilla como medida de cuidado de sus familiares y amigos. Por ejemplo, niños que tienen en su sala de clases a algún compañero con alguna condición crónica como diabetes tipo 1 o asma, han tomado la iniciativa de usarlas con el objetivo de proteger a aquel que puede estar más frágil en términos de salud. También hemos visto que niños que tienen hermanitos pequeños, usan mascarillas como un gesto amoroso y de cuidado hacia su hermanito. Estos ejemplos nos muestran que en el uso de mascarillas podemos ver a niños que toman una actitud empática en relación al uso.
Sin embargo, tal como se menciona anteriormente, también los niños pueden sentir temor, por lo que es relevante que los adultos estemos atentos a las características de nuestros niños, transmitamos tranquilidad y estemos atentos a sus necesidades emocionales.
El rol de padres, cuidadores y educadores es crucial. Debemos transmitir que las mascarillas son un apoyo en el cuidado de nuestra salud, en un tiempo y espacio delimitado.
Así como nos preocupamos de los mensajes que entregamos para que adhieran a su uso, también debiera ser parte del mensaje que es bueno y necesario quitarse las mascarillas cuando se cumplan determinadas condiciones, porque estar sin ellas nos permiten expresar lo que sentimos y empatizar con los demás con mayor facilidad.
El mensaje completo para un niño está en cuándo y por qué debemos usarlas y también cuándo y por qué debemos dejarlas. Para un adulto la segunda parte del mensaje quizás es obvia, pero para un niño y adolescente en desarrollo no lo es. Asi mismo debemos promover el realizar actividades en familia y al aire libre, para que los niños no dejen de tener experiencias sociales positivas.
Si tus hijos necesitan ayuda para abordar este tema, te recomendamos agendar una hora con uno de nuestros especialistas en psicología infantojuvenil. Puedes hacerlo para que se atiendan desde cualquier lugar, a través de una teleconsulta.