Makarena tiene 38 años. Es Ingeniero civil y madre de 3 hijos, 2 niñas y 1 niño de 10 meses. Ella es un claro exponente de por qué la detección precoz es clave para ganarle al cáncer de mamas.
En el Día Mundial contra el Cáncer de Mama te invitamos a revisar su historia y a tomar conciencia sobre la importancia de conocer tu cuerpo y realizarte chequeos preventivos.
“Mi vida trascurría sin mayores sobresaltos. Mis niñas estaban empezando su año escolar y mi marido trabajando normalmente. Yo con una carga importante de trabajo, pero estaba bien.
Un día me hice un autoexamen y al hacer la palpación me encontré un poroto en la mama izquierda. En ese momento llamé a mi ginecólogo, y me vio al día siguiente. Me pidió que me hiciera una mamografía y una ecotomografía. El mismo día que me realicé los exámenes tuve los resultados y se los envíe a Rodrigo Sáez, mi ginecólogo, quien me respondió que viera lo antes posible a Fernando Cádiz, jefe del Centro de la Mama de Clínica Alemana.
Busqué hora inmediatamente, y gracias a Dios, pude agendar para ese mismo día. Le llevé los resultados, los cuales indicaban un BI-RADS US 5, por lo que se requería una Biopsia Core. El resultado de la biopsia indicaba que tenía un Carcinoma ductal infiltrante de la mama, moderadamente diferenciado, grado II de diferenciación histológica y grado nuclear 2 de Bloom.
No lo podía creer. Cuando te dicen cualquier palabra relacionada con cáncer se te viene el mundo encima. Siempre pensé que no era nada y solo me estaba asegurando de comprobar mi hipótesis con los exámenes de rutina. Lloré hasta que me cansé junto a mi marido, pero siempre pensando en que íbamos a salir de esta situación con la ayuda de Dios y el apoyo de nuestra familia (la cual está compuesta también por esos amigos que te acompañan durante la vida). Ese fin de semana nos fuimos a la playa para desconectarnos, para estar en familia y regalonear a las niñas.”
“En cuanto tuve los resultados de la biopsia, pedí una hora con el Dr. Fernando Cadiz para ver las opciones de tratamiento. En el lapso que esperé los resultados, me enteré de que estaba embarazada, por lo que el tratamiento que quizás se tenía pensado iba a tener que modificarse.
Fernando junto con la junta médica, decidieron que la mejor opción era hacerme una mastectomía radical lo antes posible y luego realizarme un examen llamado Oncotype para ver qué tan beneficioso era realizar quimioterapia. En base a esto iban a poder tomar la mejor decisión teniendo en cuenta que mi embarazo estaba recién comenzando.
El resultado del examen llegó justo cuando tenía 12 semanas y afortunadamente indicó que la quimioterapia tenía un beneficio de 1%, por lo que no era necesaria. Tampoco hacer radioterapia ya que la biopsia realizada durante la operación indicaba que el cáncer no había llegado a los ganglios por lo que mi cuerpo estaba libre. Como estaba embarazada, el tratamiento con tamoxifeno no podía comenzar hasta que naciera mi hijo, así que durante mucho tiempo estuve solo preocupada del crecimiento de mi guagua.
Creo que es lo más difícil que me ha tocado vivir. Aparte de tener la preocupación por tener una enfermedad complicada, tenía el miedo de sufrir una pérdida, por lo que estaba en estado de alerta todo el tiempo. Inconscientemente mis energías se enfocaron en cuidar mi embarazo y el cáncer pasó a segundo plano. Siempre pensé que mi guagua vino a mostrarme que tenía esta enfermedad. Sin él creo que quizás la historia sería distinta.”
“ Cuando me dieron el alta, fue una preocupación menos. Sin embargo, siempre sentí que iba a salir bien de esta situación. Tenía una tranquilidad con respecto a los pronósticos que es difícil explicar. Puede ser porque que el proceso se terminó al tener los resultados de la biopsia realizada durante la operación, y ese tiempo duró 2 meses. Si bien todavía estaba en proceso de recuperación con kinesiología y faltaba la reconstrucción mamaria, mi cabeza y mi cuerpo estaban concentrados en que mi embarazo llegara a buen término.
El haber padecido esta enfermedad cambió mi forma de pensar, ese instaurado << a mí no me va a pasar>>. Pero en realidad ¿por qué no a ti?. El examen genético mostró que no tenía el gen responsable del cáncer de mamas, por lo que este había sido una mutación. Es decir, como me tocó a mí le podría pasar a cualquier persona sana.
Creo que este tipo de diagnósticos te hace pensar en qué estas enfocando tus energías y casi siempre la respuesta no es la que esperas. No es fácil relajar la rutina, la crianza, el trabajo, las exigencias autoimpuestas, la vida en general. Te mueves en una máquina difícil de desacelerar, sin embargo, tengo fe de que de a poco lo haré”.
“Creo que la principal reflexión que podría entregar es hacerse el autoexamen. No toma nada de tiempo y puede cambiar la forma en cómo se trata la enfermedad. No te va a salvar de tenerla, pero si el pronóstico y los posibles tratamientos.
Para las que se acaban de enterar o están en tratamiento por esta enfermedad, es difícil dar palabras de ánimo cuando seguramente estás devastada. Me imagino que debes tener millones de dudas sobre lo que se viene para ti y para tu familia. Sin embargo, creo que hay que confiar en los médicos que te están tratando y que Dios (o en lo que creas) te ayudará a sobrellevar este mal momento de la mejor forma. No es fácil simplemente tener fe y pensar que todo a salir bien, pero hay que mentalizarse y enfocar todas las energías positivas en el proceso. También creo importante poner atención en nuestro estado de ánimo y pedir ayuda si es necesario”.
Conoce más de su historia en el siguiente video: