Actividad Física durante el Embarazo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define actividad física (actividad física) como cualquier movimiento corporal producido por la musculatura esquelética que tenga como resultado un gasto energético. Este organismo recomienda al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada a la semana o bien 75 minutos de intensidad vigorosa, o la combinación de ambas. Dichas recomendaciones son aplicables también para la embarazada.
La actividad física en el embarazo, generalmente, es segura, beneficia tanto a la madre como al feto en desarrollo y no incrementa el riesgo de complicaciones o efectos adversos durante el embarazo. Es por esto, que el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG en sus siglas en inglés), recomienda a la embarazada acumular 30 minutos o más de actividad física de intensidad moderada gran parte de la semana o todos los días, siempre y cuando no existan complicaciones médicas ni obstétricas.
¿Qué beneficios puede entregar la actividad física durante el embarazo?
Se ha estudiado que el ejercicio durante el embarazo puede mantener e incluso mejorar la condición física de la mujer. Si se tiene sobrepeso u obesidad, la actividad física reduce el riesgo de preeclampsia, de dolor pélvico y lumbar, y la ganancia excesiva de peso gestacional, además de incrementar el bienestar. Es por esto que se recomienda a las embarazadas mantener o incluso incrementar su nivel de actividad física.
¿Cuándo comenzar?
Se aconseja dar inicio a un programa de actividad física prenatal a partir de la semana 12 de gestación, ya que es el momento en que la mujer comienza a sentirse mejor, presentando cada vez menos náuseas y vómitos. Sin embargo, es de suma importancia tener la autorización del obstetra.
Algunas recomendaciones
- Mantenerse hidratada antes, durante y después del entrenamiento.
- Comer un snack antes del ejercicio para evitar la fatiga y malestar mientras se practica.
- Mantener bien ventilado y con una temperatura agradable el ambiente donde se desarrolla la actividad física.
- Realizar ejercicio siendo supervisada por un profesional de la salud, como un kinesiólogo, quien puede dosificarlo, para obtener los beneficios esperados y mantener un ambiente seguro, además de prevenir o saber intervenir si aparece algún síntoma como dolor lumbar o pélvico, por ejemplo.
- Controlar la frecuencia cardiaca durante el ejercicio. Se recomienda no sobrepasar los 140 latidos por minuto. Otra forma de manejar la intensidad es a través del “Test de habla”, que consiste en evaluar si la embaraza es capaz de mantener una conversación mientras realiza el ejercicio, si no puede, debe disminuir la intensidad de este.