Algunas de las afecciones que más padecen las personas de este grupo etario son insomnio, apnea y el síndrome de piernas inquietas.
El aumento de micción nocturna se presenta en adultos desde los 50 años y puede afectar considerablemente su calidad del sueño.
Ocurren inesperadamente en medio de la etapa de sueño profundo -fase III del sueño NoRem- y pueden manifestarse con sudoración, gritos y mucha agitación a raíz de sentimientos de miedo o temor mientras todavía se duerme. Se trata de los terrores nocturnos, episodios que tienen más frecuencia en niños de entre 6 y 10 años.
El jet lag se produce cuando se llega al destino porque el ciclo biológico está todavía sincronizado al huso horario del punto de origen.
La condición afecta a un 60% de la población adulta con una gama de causas y niveles de gravedad que puede llegar a requerir cirugía.
Este trastorno provoca cansancio, falta de concentración e irritabilidad; aumenta el riesgo de accidentes y está asociado a algunas patologías.
Este comportamiento se llama somniloquía y es un tipo de parasomnia, es decir, una conducta anormal que ocurre durante el sueño.
No es raro que durante el embarazo se produzcan alteraciones del sueño. Al principio, el problema es en el día; las labores cotidianas suelen verse interrumpidas por una imperiosa necesidad de dormir.
Las pesadillas están clasificadas como un trastorno del sueño según la Asociación Americana de Psiquiatría.
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