Marihuana
Existe suficiente evidencia científica que sugiere que la marihuana afecta el cerebro en desarrollo, pudiendo producir un deterioro neuropsicológico en adolescentes.
Existe suficiente evidencia científica que sugiere que la marihuana afecta el cerebro en desarrollo, pudiendo producir un deterioro neuropsicológico en adolescentes.
El consumo de drogas y alcohol puede cambiar la vida de un joven - física, emocional y conductualmente, principalmente en menores de 20 años. Entre las consecuencias negativas que estas sustancias pueden provocar, están afectar el rendimiento escolar, alterar la vida familiar y social, ocasionar problemas con la ley y llevarlo a tomar decisiones arriesgadas, como tener sexo sin protección o conducir irresponsablemente.
Los periodos clave de riesgo para el abuso de sustancias ocurren durante las transiciones en la vida, por ejemplo, al pasar de enseñanza básica a media, o cuando ingresan a la universidad o a la vida laboral, ya que experimenta nuevas situaciones académicas y sociales.
El delta-9-tetrahydrocannabinol (THC) es la sustancia química principal de la marihuana, planta que también tiene más de 500 químicos potencialmente dañinos. A lo largo de las décadas, los niveles de THC han aumentado progresivamente debido a las cada vez más sofisticadas formas de cultivo. Esto implica efectos adversos en la salud mental, como un mayor riesgo de inducir episodios psicóticos, que corresponde a trastornos mentales graves en los cuales se pierde el juicio de la realidad.
Chile es el país con mayor consumo de marihuana en la región y su tendencia ha sido al alza desde el año 2001. Especialmente preocupante son las cifras en la población escolar, donde el consumo ha aumentado de manera progresiva (7,1% en 2012 a un 11,3% en 2014), disminuyendo la percepción del riesgo de su uso (51,8% en el año 2008 a 34,4% en el 2014).
Al igual que otras drogas de abuso, el THC estimula el circuito del placer, produciendo liberación de una sustancia química llamada dopamina. Esto tiene que ver con su potencial de producir adicción.
Se estima que 1 de cada 5 personas que inicia el consumo de marihuana en la adolescencia desarrollará una adicción a esta sustancia.
En este grupo la exposición a la marihuana modifica un cerebro que por encontrarse en desarrollo es mucho más vulnerable, es decir, con exposiciones más breves a la sustancia se puede desarrollar una adicción.
Desde el punto de vista biológico, perjudica al cerebro en desarrollo, interfiriendo con su independencia emergente y sus esfuerzos por establecer su propia identidad. Esto debido a que la corteza prefrontal del cerebro, zona crítica de la toma de decisiones y control de las emociones y deseos, aún se encuentra en proceso de maduración durante las etapas finales de la adolescencia y adultez joven.
Quienes conducen bajo los efectos de la marihuana usualmente piensan que es más seguro. Sin embargo, la cannabis enlentece las reacciones y los momentos de decisión, puede además distorsionar la percepción del tiempo y distancia, lo que significa disminución de la concentración y menos control del vehículo.
Las habilidades parentales son un potente factor protector para muchos comportamientos de riesgo y problemas de salud mental, incluyendo el consumo de sustancias. Es importante entregar a los hijos seguridad emocional, establecer límites apropiados, supervisarlos de forma adecuada, satisfacer sus necesidades de seguridad y estimular su desarrollo y estabilidad.
El inicio del consumo suele estar asociado a la influencia de pares; un ambiente familiar positivo es protector.
Factores claves que pueden ayudar a proteger a los hijos del abuso de sustancias
Con el propósito de otorgar una atención integral a los adolescentes y jóvenes (entre 10 y 24 años).
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