Instalación de Catéter de Hemodíalisas
En caso de ser necesario reemplazar la función renal mediante hemodiálisis, se debe tener acceso a una vena de alto flujo sanguíneo. Esto se logra -en ausencia de una fístula arteriovenosa-, mediante un catéter especial que se puede ubicar en una vena del cuello o de la ingle. Estos catéteres son tubos plásticos flexibles con un diámetro suficiente para permitir un flujo de sangre adecuado al procedimiento.
La colocación del catéter se puede hacer en forma ambulatoria o durante una hospitalización. Una vez puesto en su sitio, es fijado a la piel, pudiendo mantenerse por semanas o meses. En situaciones de especial dificultad es necesario contar, para su aplicación, con la ayuda de rayos X o ultrasonografía.
Hay que tener presente que el catéter para hemodiálisis puede sufrir complicaciones con el correr de los días Coagulación.
A veces se forman coágulos que pueden obstruir el lumen y que impiden el flujo de sangre. Cuando esto ocurre se debe tratar de disolverlos para recuperar su funcionalidad. Si no resulta, será necesario retirarlo y colocar uno nuevo.
Infección del catéter
Se debe mantener siempre un buen cuidado y mantención del catéter, ya que existe el riesgo de que los gérmenes que habitan normalmente en la piel puedan infectar el sitio de entrada y propagarse en toda su extensión.
En caso de que aparezca fiebre o calofríos, el paciente tiene que consultar inmediatamente al médico. El tratamiento consiste en la remoción del catéter y en el uso de antibióticos.
El procedimiento dura entre 20 y 30 minutos.