Preguntas y Respuestas
¿Cuándo no se debe vacunar a los niños?
Es muy importante evitar las falsas creencias sobre la vacunación, ya que las situaciones que obligan a suspenderla son limitadas.
En general las contraindicaciones son las siguientes:
- Enfermedad grave en evolución.
- Fiebre alta (sobre 38.5°C).
- Alergia a algún componente de la vacuna o sustancia similar en la que fue preparada.
- Inmunodeficiencia
- Paciente que esté cursando cuadro alérgico.
El componente pertusis de la vacuna DPT está contraindicado en caso de enfermedad neurológica en evolución y de epilepsia rebelde al tratamiento.
¿Contra qué protegen las vacunas?
Sarampión:
Es producida por el virus de Sarampión y se caracteriza por fiebre alta, ojos rojos y aparición de manchas rojas en la cara y en todo el cuerpo.
Se puede complicar y afectar los pulmones y bronquios. Se transmite por contacto con una persona enferma a través de gotitas de saliva.
Tétanos:
Esta enfermedad causa contracciones musculares dolorosas, especialmente en la cara y cuello. Es producida por una bacteria llamada Clostridium tetani que habitualmente se encuentra en la tierra. Se contrae por heridas producidas por vidrios, latas, alambres de púas u otros objetos cortantes contaminados o por erosiones de la piel sucias con tierra o polvo. El recién nacido la puede contraer por mal cuidado del ombligo.
Tos Ferina:
También conocida como tos convulsiva, es una patología originada por la bacteria Bordetella pertussis. Afecta la laringe y los bronquios, y se caracteriza por crisis de tos repetidas. Se transmite a través de gotas de saliva expulsadas por personas enfermas o por objetos contaminados con secreciones nasales o saliva.
Difteria:
Esta enfermedad, producida por la bacteria Corynebacterium diphtheriae, afecta la faringe, laringe y tráquea. Produce una toxina que puede generar una importante obstrucción de la vía aérea, e inflamación del corazón y de los nervios periféricos.
Se transmite a través de las secreciones (gotas de saliva) de una persona enferma.
Parálisis Infantil o Poliomelitis:
Es originada por un virus que ataca el sistema nervioso central y la médula espinal. Puede evolucionar hasta provocar una parálisis de las extremidades y dejar secuelas. Se transmite por las gotas de saliva de personas enfermas o por objetos, agua o alimentos contaminados con materia fecal.
Tuberculosis:
El Mycobacterium tuberculosis es la bacteria que provoca esta enfermedad, la cual puede afectar cualquier parte del cuerpo, aunque los más perjudicados son generalmente los pulmones. Se transmite de una persona enferma a otra sana por vía aérea, sobre todo cuando se permanece mucho tiempo con alguien afectado en lugares poco ventilados.