Muchas personas se encuentran inmersas en una rutina diaria que involucra el trabajo en la oficina, la organización del hogar, la planificación de actividades para los niños, hacerse cargo de las mascotas, la resolución de diversos obstáculos e incluso cumplir con los compromisos sociales. Sin embargo, este estilo de vida extremadamente demandante, que hoy consideramos normal, puede generar un alto nivel de estrés.
Consultado al respecto, Daniel Aguirre, psicólogo de nuestra clínica, agrega que “el estrés es una respuesta humana frente a alguna presión u amenaza, real o supuesta, a la integridad de un individuo. Si el estrés se mantiene en el tiempo el individuo llega a una fase de agotamiento dado sus esfuerzos por mantener el equilibrio interno.”
Sostener este nivel de tensión en el tiempo puede expresarse en síntomas físicos y psicológicos. Algunos de ellos son:
Aunque para muchos resulte tabú pedir ayuda en temas de salud mental, es crucial saber cuándo y por qué acudir a un especialista, como un psicólogo o un psiquiatra. El profesional podrá identificar el o los estresores y brindará las herramientas para sobrellevar esto.
Si la alteración del ánimo está relacionada con el estilo de vida o características psicológicas personales, se recomendará apoyo psicológico, como psicoterapia individual o familiar, así como cambios en el estilo de vida laboral y educativo, del entorno, entre otros.
Uno de los cambios en el estilo de vida más relevantes es hacer ejercicio, ya que tiene un efecto ansiolítico y euforizante bien conocido, relacionado con la liberación de endorfinas, una sustancia propia del cuerpo generadora de sensación de bienestar.
Realizar actividad física al aire libre también implica la exposición a la luz, elemento que normalmente tiene un efecto similar y se potencia con el ejercicio. Estos factores colaboran en gran medida con el tratamiento.
Si bien la actividad física no combate el episodio depresivo en curso, sí es un excelente aliado para prevenir o atenuar la ocurrencia de nuevos episodios.
La idea es incorporarlo de forma regular, no extenuante. Este es un proceso lento que busca ir encontrando y validando un espacio en la agenda semanal, ya que lo que se busca es que se transforme en una actividad que llegue para quedarse y no sea una moda o una temporada breve en el gimnasio.
De esta manera, la actividad física pasa a ser parte del equilibrio individual. La idea es que la persona vaya lenta pero seguro en un plan, con expectativas realistas, cercanas a su realidad y a lo que le gusta hacer.
Asimismo, es fundamental evitar el estrés laboral o familiar, favorecer actividades de relajación como yoga, meditación y vida espiritual, así como mantener y estimular la capacidad de disfrutar y mantener actividades placenteras y sociales en la medida en que la persona lo tolere y guste de ellas. De esta manera, mantendrá el contacto con otros y no se aislará.
En suma, es muy importante estimular estilos de vida saludables para lograr sobrellevar el estrés cotidiano de manera adecuada.
¡Recuerda! Si necesitas ayuda con este u otros temas de salud mental, puedes consultar con nuestro completo equipo de psicólogos desde la comodidad de tu hogar a través de nuestro servicio de telemedicina.