Semana 15
Tu bebé tiene el tamaño de una manzana (mide alrededor de 10 centímetros y pesa aproximadamente 70 gramos).
En esta semana el cuerpo de tu bebé empieza a estar más proporcionado y sus extremidades se alargan. Sus ojos y orejas se acercan a su posición definitiva y sus párpados se cierran para protegerlos. Su piel es muy fina y transparente y se cubre de un vello suave llamado lanugo.
En esta semana, tu bebé empieza a moverse con más fuerza y frecuencia. Su corazón late con fuerza y bombea unos 25 litros de sangre al día. Sus músculos se fortalecen y puede flexionar los brazos y las piernas, abrir y cerrar las manos, chuparse el dedo o hacer muecas. También puede percibir sonidos externos, como tu voz o la música, y reaccionar ante ellos.
Su sistema nervioso se desarrolla rápidamente y su cerebro empieza a controlar algunas funciones vitales, como la respiración o el ritmo cardíaco. Su sistema digestivo también se activa y produce meconio, el primer excremento del bebé que se acumula en el intestino hasta el nacimiento.
¿Qué pasa contigo?
- Tu útero sigue creciendo y ya alcanza una altura intermedia entre tu pubis y ombligo
- Tu abdomen se redondea y empieza a notarse tu embarazo.
- Tus mamas aumentan de tamaño y pueden estar más sensibles.
- Es posible que presentes síntomas típicos del segundo semestre como:
- Congestión nasal o sangrado leve por la nariz: esto se debe al aumento de la circulación sanguínea y la inflamación de las mucosas.
- Estreñimiento o hemorroides: el aumento de la progesterona relaja los músculos del intestino y enlentece el tránsito intestinal. Además, la presión del útero sobre el recto puede provocar la dilatación de las venas anales.
- Aumento del apetito y antojos: es normal que tengas más hambre y ganas de comer ciertos alimentos. Procura llevar una dieta equilibrada y variada que cubra tus necesidades nutricionales y las de tu bebé.
- Cambios de humor o estrés: el embarazo implica muchos cambios físicos y emocionales que pueden afectar tu estado de ánimo. Es importante que te cuides tanto física como mentalmente y que busques apoyo en tu pareja, familia o amigos.
¿Qué te recomendamos?
- Come de forma variada y equilibrada, evitando los alimentos crudos, poco cocinados o que puedan contener bacterias como la listeria. Incluye frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, lácteos, carnes magras, pescados y frutos secos en tu dieta.
- Evita el alcohol, el tabaco, el café y las bebidas energéticas.
- Bebe al menos 2 litros de agua al día para mantenerte hidratada y prevenir el estreñimiento, las infecciones urinarias y los calambres musculares. También puedes tomar infusiones, jugos naturales o caldos, pero evita las bebidas azucaradas o con gas.
- Descansa lo suficiente y duerme al menos 8 horas al día: intenta dormir de lado, preferiblemente del izquierdo, para favorecer la circulación sanguínea y evitar la presión sobre la vena cava. Usa almohadas o cojines para apoyar tu cabeza, tu espalda y tu barriga.
- Haz ejercicio moderado adaptado a tu estado físico y a tu etapa del embarazo: el ejercicio te ayudará a mantener un peso saludable, a mejorar tu ánimo, a prevenir la diabetes gestacional y a prepararte para el parto. Puedes caminar, hacer natación, yoga o pilates, siempre con la supervisión de un profesional y evitando los movimientos bruscos o que impliquen riesgo de caída.
- Cuida tu piel y previene las estrías aplicando una crema hidratante específica para el embarazo. Masajea la zona con suavidad y con movimientos circulares. También debes usar un protector solar de factor alto para evitar las manchas en la piel.
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