Semana 21
Tu bebé tiene el tamaño de un plátano (mide alrededor de 27 centímetros y pesa aproximadamente 360 gramos).
Esta semana marca el inicio de la segunda mitad de tu gestación y tu bebé sigue creciendo y desarrollándose a un ritmo acelerado.
Su cuerpo está más proporcionado y sus rasgos faciales están más definidos. Sus ojos, que todavía están cerrados, tienen pestañas y cejas, y su boca tiene labios y lengua. Sus uñas también empiezan a crecer en sus manos y pies.
En esta semana, el sistema digestivo de tu bebé está más maduro y le permite tragar líquido amniótico, del que absorbe los nutrientes que necesita para su desarrollo. El líquido amniótico también le ayuda a ejercitar sus pulmones, que ya producen una sustancia llamada surfactante, que facilita la respiración al nacer.
Tu bebé se mueve mucho dentro de tu útero, y seguramente ya sientes sus pataditas y giros con claridad. Estos movimientos son reflejos, pero también indican que su cerebro está captando señales de su cuerpo y de su entorno. Tu bebé puede percibir la luz, el sonido, la temperatura y el tacto, y reaccionar ante ellos.
¿Qué pasa contigo?
Durante esta semana es posible que notes:
- Algunas molestias en la zona abdominal, como tirantez o calambres, debido al estiramiento de los músculos y ligamentos que sostienen el útero. Estas molestias son normales y no suponen ningún riesgo para ti ni para tu bebé.
- Cambios en tu piel, como un aumento de la grasa facial que puede provocarte acné o granitos.
- Várices, que son venas hinchadas y visibles que suelen aparecer en las piernas o en la vulva. Las várices se deben a la presión que ejerce el útero sobre las venas de la parte inferior del cuerpo, dificultando el retorno venoso hacia el corazón. También influye el aumento del volumen sanguíneo y la relajación de las paredes venosas por efecto de la progesterona.
¿Qué te recomendamos?
Para cuidar tu salud y la de tu bebé, es recomendable que sigas una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas y calcio.
Evita el alcohol, el tabaco, la cafeína y las comidas muy condimentadas o grasosas.
Bebe mucha agua para mantenerte hidratada y favorecer la circulación.
Para evitar el acné es importante que mantengas una buena higiene facial con productos suaves y adecuados para tu tipo de piel. Evita usar medicamentos para el acné sin consultar con tu médico, ya que algunos pueden ser perjudiciales para el desarrollo fetal.
Para aliviar las molestias propias del embarazo, como las piernas cansadas, los edemas o las varices debes:
- Evitar estar mucho tiempo de pie o sentada.
- Elevar las piernas cuando puedas.
- Usar medias de compresión graduada.
- Hacer ejercicio moderado para activar la circulación.
- Recurrir a los masajes de drenaje linfático o a la presoterapia en los miembros inferiores (no en el tronco). Estas técnicas mejoran la circulación y reducen la inflamación.
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